¿EN NOMBRE DE QUE PATRIA?

No encuentro razones para esgrimir en nombre de ninguna patria, para sugerir o desear que ninguno de mis compatriotas haya de huir en el maletero de ningún vehículo. Ni siquiera encuentro razones para insultar, vituperar o despreciar a aquellos conciudadanos que desde concepciones distintas a la mía, insultan, vituperan y menosprecian y dicen hacerlo en nombre de la patria.

Si hubiese alguna patria que pudiera unirnos, no sería una patria metafísica, ni una “unidad de destino en lo universal”, sinó un espacio acordado aceptado y respetado, de convivencia, basada en el respeto a unos valores compartidos.

No se me ocurren otros ni mejores, que los definidos en el Artículo 1. 1.  de nuestra vigente Constitución. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Tiemblo, cuando los enemigos del pluralismo político, esgrimen la Constitución como arma, para cercenar la libertad, o cuando los adictos a los privilegios, esgrimen la “libertad” para abortar cualquier intento por tímido que fuere de limitarlos. Me preocupan sobremanera los que envueltos en banderas agujereadas, están dispuestos a poner en jaque cualquier patria que no les guste e incluso sumarisimamente declarar antipatriotas a quienes no comparten sus credos.

Es elocuente el fervor de los que rosario en ristre, acometen el rezo colectivo en plena bacanal de violencia, emulando sin sonrojo a aquellos que de modo natural ejercen la crueldad y la vesanía en nombre de cualquier divinidad siempre única y verdadera. ¿Es esa la imágen patria que nos gusta difundir entre nuestro vecindario?

No comparto ninguno de los postulados de quienes en nombre de otras supuestas patrias, que según ellos les “distinguen” del común de la ciudadanía, quieren arrogarse una suerte de derecho natural por encima de la Constitución, según el cual, no tendrían porque compartir sus “riquezas” con el resto de los mortales vulgares; como tampoco comparto el sagrado derecho de quienes detentan inmensas fortunas y quieren arrogarse el derecho de cuantificar unilateralmente sus aportaciones al erario público.

Pero la libertad, que solo puede articularse como argumento de convivencia, hemos de defenderla dia a dia, tratando de conciliar intereses contrapuestos, siempre con la vista puesta en el horizonte del bien común, bien común que es el mas elevado de los conceptos republicanos y que se constituye en motivo y límite de la libertad individual.

Para mi, la patria, son los valores constitucionales, sabiendo que el respeto a dichos valores, debe componerse y orientarse, al bien común y la convivencia. En el respeto a esos valores, sabiendo que son mutuamente limitantes, está la concepción republicana de la primacía de la ley.

Quienes vacían las banderas a voluntad, nos son patriotas, por mas que travestidos o disfrazados, quieran parecerlo a toda costa. Quienes querrían “ilegalizar” a todos los que no piensan como ellos, solo son patriotas de su patria autoritaria y megalómana, pero son enemigos de la libertad, del pluralismo y la justicia solo la entienden, administrada por ellos mismos sin mas ley que su voluntad totalitaria.

Quienes querrían penalizar todo lo que no les gusta, y constituir en obligatorio su concepto de patriotismo, olvidan la historia y no se dan cuenta que no hay mejor aglutinante, que la construcción de un “enemigo externo”.

Para concluir, desde mi modesto punto de vista, no se es patriota por decreto ni por obligación, sinó por convicción o por sentimiento. Solo del esfuerzo de persuasión y de convivencia, podrá salir la “patria común e indivisible”. Lo demás puede adjetivarse de diversos modos que por prudencia omitiré en este momento.

Y una advertencia. Que nadie espere de un ejército profesional, integrado en organizaciones supranacionales de paz y de defensa, que nos salve de nuestra propia intolerancia. Por fortuna, a pesar de la nostalgia de algunos, los espadones del Siglo XIX, ya no tienen opción entre nosotros.

El camino de la prosperidad y la convivencia, está en nuestra cordura y en nuestra sensatez, a pesar de las soflamas y exabruptos con los que a diario nos bombardean ruidos y liderazgos varios.

Al menos asi lo veo y como tal lo manifiesto.

Jesús Penedo Pallas

About Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
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