
Al Jefe del gobierno de España, seguro que pueden criticársele desde la racionalidad, un montón de acciones u omisiones, errores de bulto, de oportunidad o de criterio, en su acción de gobierno. Efectivamente, es obligación de la oposición ejercer la crítica de la acción de gobierno, no solo para mejorarla, sino para que se visualice la posibilidad de una alternativa, algo consustancial con la democracia.
Pero también es cierto, que si al gobierno le es exigible diligencia, prudencia y mesura; también la oposición, que aspira a ser gobierno futuro, debe mantener un nivel de credibilidad, acorde con las nobles y altas tareas para las que pretende postularse como solución.
En la reciente visita de D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón a Israel y Palestina, en su condición de Presidente de turno del Consejo de la Unión Europea; sus manifestaciones tanto institucionales como mediáticas, desde mi modesto entender, resultaron no solo claras y sinceras, sino también razonables en términos de equilibrio, de respeto a la legalidad internacional y de prudencia humanitaria. Los aspavientos del Sr Netanyahu, con simulacro de crisis diplomática incluida, no son mas que una expresión de su permanente voluntad de confusión entre el gobierno y el Estado de Israel. La consecuencia natural es que quién critica a su gobierno, automáticamente se convierte en enemigo de Israel. Nada nuevo.
Convendría no obstante, razonar sobre la cuestión, porque las cosas nunca son tan simples como se nos quiere transmitir. Para ello, vamos a dejar claras algunas cuestiones.
La primera, es que una cosa es el estado de Israel, internacionalmente reconocido y teóricamente regido por una Constitución democrática y otra bien distinta, es el gobierno de Israel, que responde a una coyuntura electoral y como tal es como todo gobierno, sujeto de crítica y de contradicción. El respeto la estado de Israel, no implica que las acciones de su gobierno, no deban de someterse a la ley nacional y a las reglas supranacionales que rigen la convivencia y naturalmente ser objeto de crítica como corresponde.
La segunda, es que una cosa es Hamás, que es sin duda una organización terrorista y criminal sin paliativos y otra bien distinta, son los mas de dos millones de ciudadanos palestinos hacinados en la franja de Gaza y sometidos a todo tipo de límites y restricciones hasta el extremo de considerarlos extranjeros en su propia tierra y privarlos de los derechos mas elementales para una vida digna y para colmo de disparates, se les trata como si todos fuesen terroristas.
La espectacular y brutal acción de Hamás en territorio israelí, con un resultado de mas de mil muertos y varios centenares de secuestrados, resulta execrable y como tal, digna de absoluta condena. Su utilización de espacios públicos como hospitales, escuelas o instalaciones de ONGs, resulta abominable y digna de todo rechazo, como cualquier uso bélico de la ciudadanía como parapeto. Tendría que explicar el Sr Netanyahu, porque no hizo caso de las advertencias de sus servicios secretos y dejó que se perpetrase la barbarie, quizás para justificar una reacción consecuente, de cuya proporcionalidad también es preciso razonar.
El Sr Netanyahu, intentó colar al mundo, la idea del fallo de los servicios de inteligencia, pero su intento no coló, porque tanto el Mosad, como el servicio de información del ejército, le obligaron rápidamente a desmentirse. Nunca fue creible y siempre sono a lo que realmente fue. El Sr Netanyahu, necesitaba la masacre, para impulsar sus planes bélicos que ahora exhibe sin tapujos.
La lucha antiterrorista, (su objetivo es matar a los 35000 activistas de Hamás) encubre la puesta en marcha de una operación de arrasamiento, destrucción masiva y muerte indiscriminada, en la encerrona de la franja de Gaza, el lugar mas poblado del mundo. Una pesada y potentísima maquinaria de guerra, con una capacidad destructora descomunal y mas de 300000 soldados, para arrasar, reducir a escombros y destruir toda infraestructura de convivencia en un territorio ínfimo y superpoblado, no parece que sea ni proporcionado, ni siquiera eficaz. No creo que el estado de Israel gane adeptos entre las víctimas de su superioridad militar infinita, con lo cual tal vez deja sembrado el terreno del odio, que germinará en el futuro.
Pero el gobierno israelí, no solo ejecuta acciones desproporcionadas y mortíferas que sobrecogen a cualquiera con una pizca de humanidad. El gobierno de Israel, incumple las Resoluciones de la ONU, en lo que a derechos de los ciudadanos no judíos y el respeto a los territorios poblados por ciudadanos palestinos y también se ofende, cuando un digno Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, denuncia prudentemente sus desmanes.
Creo que D. Pedro Sánchez, expresó con dignidad una posición de respeto al Estado de Israel y de crítica a las actuaciones de sus gobierno, sobre todo en lo que atañe al cumplimiento de las normas internacionales. Posición de difícil equilibrio en esta Europa empeñada en resucitar utopías nacionales y alentar filias y fobias que parecían superadas.
La “muy leal” oposición al gobierno de España, aprovechó la coyuntura para bendecir los desmanes de Netanyahu y atacar al presidente del gobierno acusándolo de generar una crisis diplomática, desde mi modesto punto de vista, con un planteamiento erróneo y manifiestamente desleal.
No deja de ser llamativo, que de entre los negacionistas del holocausto, surjan ahora fieles guardianes del sionismo mas desmesurado. ¡Vivir para ver!
Una vez mas, eso de los patriotismos de patria metafísica, se muestran como entelequias de oportunidad de las que por prudencia mejor mantenerse a salvo.
Opinen ustedes lo que quieran. Yo he dicho lo que modestamente creo.