
Jesús Pedreira*
Vivimos en un estado de angustia permanente. Con el corazón en un puño escuchamos un día si otro también que España, la España de nuestros pecados, se rompe. Lleva rompiéndose desde 1977.
Es casi la opción de sintonía de apertura y cierre de todos los medios de comunicación adictos al catastrofismo. Nos acostamos y nos levantamos con la misma canción. Se nos rompe como si fuera una silla carcomida por la polilla. Nos lo dicen mientras ondean agresivos en nuestras narices banderas monárquicas, o con penoso coro nos cantan el Cara al Sol.
Nuestra angustia ante tantas plañideras nos lleva percibir fenómenos paranormales. Bajo nuestros pies se nota últimamente como en Galicia, en las zonas fronteras con Asturias, León, Zamora y Portugal están produciéndose fenómenos de fallas que están resquebrajándola de la Península Ibérica. A poco estaremos a la deriva por el Atlántico resultando lo que nos cuenta Saramago » En la barca de piedra».
Cuando Galicia desgajada de la península vague por el Atlántico pronto veremos cómo pasó con el “Prestige”, que Portugal mandará su fuerza naval para llamarnos al orden y enviarnos fuera de sus aguas territoriales. Si la deriva nos lleva hacia el Cantábrico, la Armada francesa sin la menor galantería nos dirá que nada de pretender ir al Gran Sol, que ya bastante peces hemos pescado allí y nos derivaran hacia el Atlántico profundo.
Todos los grandes medios de comunicación mundial, The New York Times , The Washington Post. The Guardian, Financial Times, Bild , Clarín, llevaran a grandes titulares que España se rompió y que Galicia se desquebrajo de España como ya venían anunciado clarividentes la derecha española y sus líderes Aznar, Rajoy, Casado, Rivera, Feijoo, Abascal y sus grupos mediáticos, amén de sesudos columnistas tan incorruptos como el brazo de Santa Teresa, en ABC, El Mundo, La Razón, Cope, Es-Radio, Intereconomía y un interminable rosario de voces ponderadas.
Galicia a la deriva como en el libro antes indicado del Premio Nobel, Saramago. Pero a donde va Galicia en su deriva atlántica, ¿hacia Norte América? Pues nada de eso. El presidente de los EE. UU desde la Casa Blanca comunica «urbi et orbi”, que ordenó alertar a la VI Flota y que, si tal caso existiera de llegar a sus costas, sería bombardeada y hundida dejando pálido de envida a Netanyahu por la destrucción realizada.
En una reunión de los más ponderados líderes del mundo libre y centinelas de la democracia universal, Trump, Bolsonaro, Boris Johnson, Milei, Meloni con el impagable refuerzo de Aznar, Feijoo y Abascal dan con una solución, Volver con remolcadores de verdad, no como esos del Prestige que rompió el barco en dos y se hundió desparramando todo el chapapote por la costa gallega, para traer Galicia al redil y unirla con España. Pero no sin antes exigir que los gallegos progresistas y nacionalistas pidan perdón a los » españoles de bien». Si así no fuere Feijoo y Abascal, o Abascal y Feijoo (tanta monta, monta tanto) exigirían cual Israel con los palestinos, sean llevados a campos de refugiados en el Sagel, en una operación financiada por los fondos de inversión.
La derecha española y sus terminales mediáticas, políticas y económicos avisa muy airada a Cataluña y a Euskadi que tomen nota de lo que le pasó a Galicia. Y que en su caso la cólera será todavía mayor…
El golpeteo del tren de aterrizaje contra la pista y la desaceleración me despertaron de mi pesadilla. No, España no se había roto. En la torre de señales del aeropuerto ondea la enseña rojigualda. El pasaje hablaba gallego y castellano con plena normalidad. Ni España se había roto, ni la derecha reaccionaria gobernaba en España. Si, allí estaba un periódico que informaba que el Ibex iba como una moto, las mejores cifras de empleo, una economía de las más pujantes de Europa, una España con un gobierno progresista que inicia una nueva legislatura anunciando sensibilidad social para todos los españoles y con comercios a rebosar ante las Navidades. Las gentes desplazándose en los puentes de la Constitución y la Inmaculada y la hostelería colocando el cartel de completo. Una ministra española, Nadia Calviño es nombrada con apoyo europeo mayoritario presidenta del Banco Europeo de Inversiones.
Pero eso sí…las voces de ultratumba siguen berreando “impasible el ademán”, que España se hunde. Que España se rompe.
* Jesús Pedreira ha sido teniente de alcalde en el Concello de Ordenes