CARTA ABIERTA UN 25 DE MAYO AL SR. MILEI. Antonio Campos Romay.

Sr Milei, le escribo al ciudadano, no al Sr. Presidente de la República. Me siento aludido como viejo socialista cuando con su incontinencia verbal nos llama asesinos, y otras lindezas que acuden a su cabeza en constante ebullición. Me alude cuando habla con tanto odio e insidia de los “zurdos” con los que desea hacer un “progom”. Estoy en las antípodas de personas como usted. Produce incredulidad que existan seres con tal falta de empatía con sus semejantes menos favorecidos, con la cultura, con los derechos humanos y con el bien común. Como socialista, como zurdo, jamas le privaría de expresar sus “ideas”, mucho menos anularlo físicamente, ni siquiera recluirlo en algún centro en el que mas de una persona estima es su lugar. Personas como usted son necesarias para poner más en valor la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, y recordar el riesgo que corren. Advertir a los que puedan ofuscarse con su palabra huera y su comportamiento extravagante que se consideraba un payaso al cabo bohemio y pintor fracasado llamado Hitler. Yo, Sr. Milei, estaré siempre frente a individuos como usted. Pero desde el valor del verbo, apeando el odio y acomodando la cordura en la expresión.

Sr. Milei, mi colega en la soledad de la madrugada es la radio. Jugando con el dial sintonizo por Internet los lugares mas remotos o vuelvo en espíritu a aquellos donde fui feliz. Estos día topé en una emisora de Uruguay, país hermoso enclavado entre dos gigantes, una audición de tangos y milongas. Por primera vez escuche el tango. “25 de Mayo” que me pareció lleno de sentimiento con su canto de ingenuo y hermoso patriotismo.

Un canto al 25 de Mayo de 1810. La fecha en se resquebrajó el Virreinato del Rio de la Plata, y se instauró el que seria el “Primer Gobierno Patrio” tras desconocer al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, el último que pisaría Buenos Aires. Se abría la senda que en un década (1820) llevaría a la Independencia.

Desde la Revolución de Mayo hasta hoy ambos países sufrieron múltiples convulsiones sociales. Se moldea la naciente República y España aferrada a su mustios oropeles se resiste a enfrentarse a la realidad hasta el 9 de julio de 1859, cuando se firmó un Tratado de Paz y Amistad que estableció las relaciones diplomáticas entre ambos estados. El llamado Nuevo Mundo se convertía en Mundo Nuevo. Desde entonces se fortalecieron un lazos de amistad y colaboración que no se resintieron de forma significativa en ningún momento. En los siglos XX y XXI presidentes de diversas ideología, desde Perón a Macri pasando por Alfonsín entre otros, mantuvieron esos lazos en el ámbito de la cortesía institucional. Dentro de la buena sintoniza diplomática cabria señalar la incondicional ayuda argentina a la España de la posguerra o en 1982 en el conflicto de las Malvinas, el reconocimiento de España y su apoyó a los derechos territoriales argentinos sobre ellas.

Finalizó ciudadano Milei. Muchos de nuestros compatriotas (zurdos muchos de ellos) hallaron casa, cobijo y futuro en esas tierra que aprendimos a amar desde niños. Cuando en Argentina se enfrió la bonanza, esta tierra los acogió con el mismo cariño haciéndoles sentir que están en casa.

Empeñarse en quebrar una relación de armonía secular, peor que un crimen seria una estupidez que diría el incombustible Tayllerand. Usted ciudadano Milei, pasará. Será apenas acotación a pie de pagina, una excentricidad de la historia. Los pueblos argentino y español seguirán enlazados por la amistad, por las familias, por las relaciones comerciales, por intereses económicos compartidos.

Y nunca lo olvide, la Historia la escriben los pueblos (lo dijo el zurdo Allende). Hoy cabria añadir, y en el siglo XXI la reescriben las mujeres. FELIZ 25 DE MAYO. querida República Argentina.

*Antonio Campos Romay ha sido Diputado en el Parlamento de Galicia.

Acerca de Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
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