Ética, política, corrupción, justicia. ¿De que estamos hablando?- Jesús Penedo Pallas

contrÉTICA, POLÍTICA, CORRUPCIÓN, JUSTICIA. ¿DE QUE ESTAMOS HABLANDO?

No parece que estemos habitando en un mundo, en una sociedad “civilizada”; sino en una suerte de locura, donde nada es lo que parece, donde nadie quiere ver la realidad, donde la política se judicializa, la justicia se politiza, los liberales dicen defender el servicio público y simultáneamente se lo ventilan, los socialdemócratas “hacen lo que tienen que hacer porque no se puede hacer otra cosa” y mientras tanto el conjunto de la ciudadanía, se debate entre la satisfacción de la expectativa del interés inmediato y la creciente incertidumbre sobre el futuro.

Ya resulta tópico decir, que la democracia, tiene que ser algo mas que un procedimiento aritmético de cómputo de voluntades manifestadas “libremente”. Si no acompañamos la organización social de un conjunto de valores de inspiración humanista, que garanticen la viabilidad efectiva de los principios contenidos en la DUDH; no estamos en una democracia, sino en otra cosa. Tal vez esa “otra cosa” es justo en la que nos encontramos. La democracia no es compatible y a la visa está, con la protección a ultranza de la codicia ilimitada y sin fronteras, pues tal es la divisa que parece inspirar-y con gran éxito según parece-la ejecutoria de los próceres que dirigen los designios de la humanidad.

En este contexto, decisiones en las que la ciudadanía no ha participado en absoluto, se convierten en la piedra de toque que determina el conjunto de la organización política y en consecuencia, la calidad de la vida cotidiana, la virtualidad misma de la democracia y si se me apura mucho, de la mismísima civilización.

Ejemplos de tales decisiones, cuyo origen está en las relaciones transnacionales, lo son por un lado la liberalización total del mercado de capitales y por otro, su mismísimo correlato, que es la competencia entre países, para captar o retener la financiación suficiente para hacer viables sus entramados económicos. Las consecuencas, a la vista están. Mas del 50% de la renta nacional de nuestro país, tiene la posibilidad de tributar al 1%; porque si tributaran mas se irían a otra parte. ¿Sorprende pues el crecimiento de la riqueza de la minoría de ricos, mientras la gran mayoría de la ciudadanía es cada vez mas pobre?. Ciertamente no puede sorprender, porque ese es justo el objetivo de las élites que preconizaron las decisiones comentadas.

Pero estas decisiones tienen su base en un modelo ético y también unas repercusiones en el comportamiento ético de los individuos. La base ética, es la del predominio de la convicción de que la acumulación de riqueza forma parte de la libertad del individuo y la consecuencia es que entre la mayoría “no rica” tal derecho se convierte en una necesidad, constituyéndose la acumulación en el paradigma de la expectativa de movilidad social.

Nada habría que oponer a tales convicciones inspiradoras de un modelo ético, si no fuese porque constituyen un vendaval devastador para los principios inspiradores de la democracia, que no pueden ser otros, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Una sociedad en la que la desigualdad de expectativas es creciente, con unas organizaciones y estructuras políticas incapaces de reconducir esta situación, para acabar justificándola como única posible, entra dentro de lo razonable, pensar que pueda estar estimulando la lucha contra la injusticia; que en condiciones extremas, puede degenerar incluso en ruptura traumática de la paz social. La ciudadanía española, dio muestras reiteradas de su paciencia que a veces raya la resignación; pero no debería extrañar a nadie, que utilice su mas pacífica arma, para “denunciar” lo que está pasando. Votar opciones alternativas al  establisment.

Acerca de Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
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