¡LA CONJURA! ¿DE QUE NECIOS?-Jesús Penedo Pallas (*)

Ya va casi una década, durante la cual, la conjunción de burbuja inmobiliaria, crisis hipotecaria, pasividad criminal de las instituciones de control y apuesta fundamentalista por la austeridad de las instituciones europeas, constituyeron esa “tormenta perfecta” que sirvió de pretexto, para la operación mas ambiciosa de la derecha española.

A estas alturas, quedan pocas dudas de que cual si de una conjura se tratase, la mal llamada crisis, se constituyó en el pretexto perfecto, para una ambiciosa operación de demolición de lo que quedase del Estado de bienestar, para reducirlo a la mínima expresión.

Los recortes en sanidad y educación, indudables y cuantificables entre otros indicadores, en miles de profesionales liquidados de sus cuadros de personal. La incipiente ley de la dependencia, fué prácticamente reducida a un testimonio grosero de lo que debía, pero que por obra de unos gobernantes sin alma o con el alma podrida, nos hacen ver que no puede ser.

Todo ello aderezado, no solo con ejemplos grotescos de corrupción rampante y con el “regalo” a una banca desbocada, de una importante mordida de los dineros públicos, que ahora, como si tal cosa, ya se dice que no van a recuperarse nunca. Todo sea por la “estabilidad” del sistema.

Pero entre todas las fracturas provocadas por esta ignominiosa “conjura”, nada es comparable, al ataque impune que paulatinamente se está perpetrando contra el tercer pilar. Al sistema de pensiones, se le está sometiendo a la mayor prueba de estres que inflingírsele pudiera, con el objetivo de declaralo inviable cualquier dia de estos y culminar tal vez un recorte que lo convierta en una suerte de reparto graciable de caridad pública para viejos sin recursos, una vez completada la criminal estrategia.

Atrás quedarán un Pacto de Toledo, del que ya nadie quiere acordarse, un sistema de reparto y de solidaridad intergeneracional que pudo ser ejemplar y un concepto del Estado, que mira a los ciudadanos y a sus derechos como objetivo, para pasar a ser un Estado al servicio de los intereses de los grupos económicos mas poderosos.

Atrás quedará también una ciudadanía con espíritu crítico, consciente de que los derechos nadie los regala y de que solo la ley es insuficiente para defenderlos. La jornada de ocho horas, como tantos otros derechos sociales, fueron la culminación de muchas vidas sacrificadas e incomprendidas, en una lucha desigual frente a los que solo pensaban en el lucro económico y el enriquecimiento.

Hoy todo aquello, va camino de convertirse en historia de piedra, si las nuevas generaciones no encuentran el camino para romper la trágica realidad de la globalización económica y a la vez imponer la globalización de los derechos sociales.

El mensaje de que la ciudadanía está estrictamente vinculada a la condición de consumidor, nos converte en una pieza clave del sistema, pero una pieza tan manejable como desechable. Es por ello, que o se regresa al concepto de ciudadano vinculado al concepto de sujeto de derechos, o corremos camino de reducir al ser humano, a un mero mecanismo de reproducción de intereses económicos de grupos cada vez mas abstractos e inhumanos.

No tengo muy claro si en esta conjura, los necios son los conjurados para acabar con los elementos del Estado de bienestar, o por el contrario, lo somos esta mayoría aturdida, desconcertada y derrotada, de frágil memoria y fácil desencuentro.

Me temo que de seguir asi, los conjurados estarán de enhorabuena, mientras la mayoría de necios de verdad, seguieremos esperando que “nos otorguen” lo que solo es posible arañar mediante la consciencia y la lucha decidida. Nadie da duros a cuatro pesetas.

El futuro será lo que la mayoría seamos capaces de arrancar.

(*) Jesús Penedo Pallas, Ingeniero Técnico Industrial, Licenciado en derecho, Secretario del Patronato de la Fundación Adcor y jubilado de la Función pública.

Acerca de Contraposición

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