Cuando llega el día después,
cuando se apagaron las velas
nacieron en mí, mil dilemas;
cuando se marchitan las rosas
y las cámaras, a otras cosas.
Cuando el dolor se serena y emancipa
difuminando la fotografía,
de aquella roja sangre y sangre fría,
que vertida en la rambla, hoy se disipa.
Cuándo la ganadora es sólo la vida
quien con sus días cicatriza la herida;
acabados los minutos de silencio,
que en tantas plazas y en estadios presencio;
cuando no se habla ya de aquellos bolardos
en mi mente, se disparan estos dardos:
¿Quiénes serán los malos?
¿Curas, imanes, chinos, musulmanes,
religión, oraciones o “millones”?
¿Chiquillos con cuchillos?
¿Niños con cinturones?
Balas de…, tiburones.
¿Quiénes serán los buenos?
La madre musulmana llora;
por aquellos que fueron hijos
por los críos, de crucifijos;
El padre cristiano les llora,
Llora también, la madre mora;
Lloran el hebreo y el judío,
el ateo, agnóstico e impío.
¿Quién demonios puede ser el ladrón?
la ausencia de amor, la hipocresía
la carencia de al menos, un corazón.
¿Quién o qué les sustrajo ayer a sus hijos?
pienso que ha sido el peor de los metales
son letales, pues se saben inmortales,
se hurtan por: los dividendos fijos,
se los quitan sociedad, y sociedades;
las anónimas e ilimitadas,
por intereses…, sin más necesidades;
los estados y naciones, a patadas,
ninguno tiene fidelidades.
Se los robó la avaricia,
se los ha hurtado la usura,
se los quita la codicia,
el dinero y su milicia.
El vellocino ¡qué es de oro!,
su tesoro.
Dineros, y sus deseos,
¡fariseos!
Ese monstruo es el ‘diós’
no tiene hijos ni venas;
tampoco tiene sangre,
no sufre con las penas;
se nutre del mal, y hambre.
Su ‘valor’ es lo que ‘cuenta’
frente a él sobra cobardía,
falta de: filantropía.
Su máscara es la religión
la que encumbre al peor….LADRÓN.