A raíz de los acontecimientos de Cataluña se han disparado las opiniones sobre cual sea la sociedad que tenemos en España derivada de lo que vienen en llamar “régimen del 78”.La mayoría de las opiniones de los comentaristas que dicen ser de izquierdas es que estamos en un régimen heredero del franquismo y como tal actúan los poderes públicos porque según ellos seguimos teniendo un sistema político centralista donde, además, se interfieren los tres poderes del Estado, lo que impide, a su juicio, que se entiendan las demandas catalanas y vascas, sobre todo, para ir a un Estado plurinacional y dicen que son las clases trabajadoras las que están impulsando ese nuevo modelo, ya que son las que ante las desigualdades no solucionadas creen en los demagogos que quieren hacer cambios estratégicos sin revoluciones violentas.
A mi, como poco, me asombra, que no se visualice que son las burguesías catalana y vasca, con el apoyo de la sociedad más conservadora y menos democrática de la historia occidental que es la Iglesia católica,(recuérdese que en el reciente referéndum se estaba votando en una Iglesia mientras se decía misa) la que está apoyando la defensa de localismo, que a mi juicio solo pretende mantener privilegios de clase, de la clase pudiente, claro.
Algunos defendimos en el 77 la ruptura frente a la reforma, con poca fortuna, a la vista está, y tuvimos que aceptarla si queríamos participar en la vida política nueva que empezaba entonces, pues era el propio PCE en el que militábamos, el más preclaro defensor de la reforma impulsada por Adolfo Suarez y las élites del franquismo tardío; de todo aquello, solo el que no instaurásemos la República , una reforma en profundidad del Poder Judicial, además de que no se juzgaran los crímenes del Movimiento Nacional son las únicas cosas que me siguen dejando un mal sabor de boca pues la burguesía ha acabado imponiendo su modelo amparándose en que no hay vida económica fuera de la UE y la izquierda democrática ha logrado unos beneficios sociales (importantes ,eso si) pero sin dejar de jugar al capitalismo más liberal, ya que el objetivo es el pleno empleo y no su calidad , también, cierto es, que sigue sin solucionarse borrar de la memoria el régimen anterior con episodios humanos pendientes como el de los muertos enterrados en la cunetas que dicen muy poco de un país que quiere de verdad superar aquella etapa, aunque haya hechos puntuales en los que gracias a la tenacidad de los familiares se han saldado con éxito.
Dicho todo eso uno se pregunta:¿Dónde está el sentimiento de clase de los trabajadores asalariados?¿hay una idea uniforme de la situación de estos?¿no es verdad que hay una profunda división de la izquierda porque cada vez surgen más falsos profetas que ofrecen el cielo como si de una religión se tratara?¿no se ha dividido a los asalariados incluso para que se peleen entre ellos(caso de los nacionalismos) como en la Edad Media luchando a defender el “condado” del “señor” con una energía y unos argumentos trasnochados impropios de una sociedad urbana e instruida, y, sobre todo internacionalista,?¿no está defendiendo la burguesía sus privilegios utilizando a los trabajadores y el marketing televisivo americano?.
Todo esto me lo pregunto hoy, mientras defiendo un mundo que sin dejar de reivindicar el sentimiento de tu lugar de nacimiento con la emoción que supone el recuerdo de donde te criaste y tu sentido de pertenencia a él, no deje de reflexionar sobre la necesidad de un mundo sin fronteras pero de sentido de inclusión en una clase determinada:¿estaré equivocado?.
(*) Florencio Cardador, licenciado en derecho.