HASTA SIEMPRE, «GENERAL» BOUZA CARBALLEIRA.-Germán Castro (*)

El pasado día 1 de diciembre falleció en Madrid, a los 80 años de edad, José Miguel Bouza Carballeira, coronel de Infantería de Marina, nacido en Ferrol. Luchó durante tres años con una enfermedad que lo tuvo postrado a merced de una ínfima calidad de vida. La muerte, en ocasiones, es una liberación.

Miguel Bouza era Diplomado de Estado Mayor y del Colegio de Defensa de la OTAN, así como de la Escuela de Mando y Estado Mayor de la Infantería de la Marina Norteamericana. También era especialista en temas internacionales. Fue miembro de la extinta Unión Militar Democrática (UMD) así como socio-fundador del «Foro Milicia y Democracia» (FMD).

Miguel Bouza era más que un amigo. He mantenido con él muchas conversaciones en las últimas décadas. Aunque era un placer escucharlo y recrearse en su monólogo, hablaba siempre implicando a su interlocutor. A pesar de ser un hombre de una gran cultura, de un extraordinaria talla intelectual, una voz autorizada, un militar de profundas convicciones democráticas, no era de las personas que se escuchan a si mismas, antes bien le gustaba saber lo que pensaban los demás. Cuando se debatía sobre un tema, el diálogo tenía que discurrir necesariamente por los derroteros de la razón apuntalada siempre en argumentos de todo tipo: historicistas, socioeconómicos, políticos, culturales, geoestratégicos. Miguel Bouza respondía al retrato de la persona erudita dentro, eso sí, del perfil de los llamados grandes humildes, porque su discurso transmitía también un alto grado de humanismo, lejos del engolamiento.

En no pocas ocasiones, recién amanecido este país a la democracia, le he procurado, con las debidas cautelas, tertulias en las que participaban militares de la oficialidad con personalidades ferrolanas de la vida cultural, social y política en las que se contrastaban análisis de unos y otros acerca de la realidad ilusionante que a la sazón emergía. Papoi, donde ahora habito, fue uno de esos escenarios pseudoclandestinos.

No había otra intencionalidad que poder intercambiar, libremente, en un plano de igualdad, sin protocolos de ningún tipo, opiniones y reflexiones que enriquecieran el pensamiento, tanto en el caso de los representantes de la milicia como de la sociedad civil, que en este ambiente de confraternización y camaradería, alimentaban el sueño de contar con unas Fuerzas Armadas que entendieran que,  según la Constitución democrática que rige España, no hay otra actitud legal, para las Fuerzas Armadas, que la subordinación a la soberanía popular y la obediencia a las autoridades legítimas. La neutralidad ante los partidos políticos nos obliga, tal como sentenció Miguel Bouza en un artículo publicado en el Diario 16 en su edición de 8 de enero de 1979, que le costó, por cierto, el arresto de un mes en una sala de banderas de un acuartelamiento.

Tal vez por esto, porque sabía muy bien cual era el papel de las Fuerzas Armadas en un país que en ese momento se «reseteaba» y preparaba para vivir en paz y libertad -después aún sucedería lo del 23-F- tal vez porque era, lamentablemente, uno de los escasos versos sueltos que dignificaban y honraban con mirada limpia y  altura de pensamiento el propio estamento en el que se movía, quizás por eso, digo, fue descartado en tres ocasiones para el generalato, curiosamente por gobiernos sucesivos del PP y del PSOE. No sorprende cuando a veces se pretende establecer la distancia ideológica entre estos dos partidos y, sin embargo, suceden estos episodios que justifican que se les mida por el mismo rasero.

Este día, cuando se observaba el duelo en un tanatorio de Madrid, un compañero de Miguel (coronel de Intendencia de la Armada, retirado) y gran amigo, Francisco Moreno Rodríguez, «Panchote»,  hacía en alta voz la siguiente reflexión:

«Su compromiso personal  le granjeó la incomprensión de muchos camaradas, porque cuando en los grupos humanos se presentan situaciones en que las personas se ven obligadas a posicionarse, la primera víctima es el compañerismo. Se le colgaron, a él en mayor medida que a otros, por estar más significado, epítetos que no merecía, como «traidor» o «rojo» cuando su lucha personal únicamente buscaba que su patria se dotase de una organización más moderna y justa, evitando la perpetuación de un régimen peculiar y anacrónico, surgido de una guerra y no de la voluntad de la nación. Siendo un oficial brillante, con gran inteligencia y alma de líder, estaba llamado a alcanzar los más destacados puestos de la carrera militar».

El PP y el PSOE se encargaron de demostrar que no son los valores profesionales, sólidos e ilustrados los que priman sino la mediocridad porque es en ese reino en el que nace y crece buena parte de los dirigentes políticos, para desgracia de este nuestro país.

Por eso digo como empecé: hasta siempre, «general» José Miguel Bouza Carballeira. Tu estela ha de quedar en la memoria colectiva como un referente de militar demócrata y persona de alto compromiso ético y valores cívicos. Para quienes te conocimos y admiramos, también perdurarás en nuestros corazones.

(*) Germán Castro, periodista, director de «Contraposición. República de las Ideas»

 

 

 

Acerca de Contraposición

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