¿Jura solemnemente decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?

ACUSADO: Lo juro.

FISCAL: ¿ No es cierto… que el día de autos intentó introducirse en La Fiesta, a la que no había sido previamente invitado, y que valiéndose de malas artes consiguió llegar a la puerta de entrada, lugar en el que se halló el cuerpo sin vida del Señor Indigencia?

ACUSADO: Tenía hambre y frío. Solo buscaba calor. Yo… intentaba conseguir algo de comida. Yo… no he cometido ningún crimen.

FISCAL: Señoría…cuando los guardianes de La Fiesta salieron a la puerta de entrada, encontraron el cadáver del Señor Indigencia. El acusado se encontraba a su lado, y portaba entre las manos una pistola Derechos Humanos, calibre Muchainjusticia.

ABOGADO DEFENSOR: Señoría… Señores del Jurado. Mi defendido es inocente. Quería entrar en La Fiesta para acabar con su Hambruna y apagar su sed de Dignidad… única y exclusivamente. Su único delito ha sido nacer en el Oscuro Mundo, y portar la bandera de Los Perdedores, de los poseedores de los ojos de la lluvia, de los que siempre sonríen en cuarto menguante, de los devotos de Santa Miseria Negra, de los bailarines sin suelo, de los pájaros sin aire, de las manos sin dedos, de los que están apartados, de Ellos, los Otros, los que están siempre… en la sombra y mojados.

FISCAL: Señoría Poder… Señores del Jurado Planeta. El acusado quería entrar en La Fiesta sin ser invitado. Pretendía comerse nuestra Abundancia y disfrutar de nuestro Calor en su oscura piel. Sin respetar, en absoluto, la propiedad privada. El Calor es nuestro, La Abundancia también, y si nos sobra, la ocultamos, pero, no la compartimos con nadie que no haya sido invitado a La Fiesta, formalmente. Por eso… Señoría y Señores del Jurado, pido la pena capital para el acusado DonNadie, por haber asesinado al Señor Indigencia en primer grado de Ensueño, y haber querido introducirse en nuestra Fiesta… con alevosa Credulidad.

Asomaba un mudo Sol en la Costa… y una balsa a la deriva era encontrada por los guardianes de la entrada al Brillante Mundo (La Fiesta)… Una pequeña balsa, en cuyo interior se hallaba el cuerpo sin calor de un joven de dieciocho años, de raza oscura, muerto por inanición e hipotermia. A su lado, el cadáver del Señor Indigencia, aclaraba su sucia melena en el agua, y ambos daban por finalizado el viaje que habían emprendido juntos del Oscuro Mundo… al Brillante Mundo (La Fiesta).

Hay una lágrima en el fondo del Océano que, gritando desesperadamente, denuncia al Poder por malos tratos. Los Peces la archivan entre las algas del depósito abisal, y se han sumado a su denuncia… en cualquier dantesco Juzgado. Mientras, otro muchacho de alguna otra piel del Oscuro Mundo, se disfraza de pez para colarse en La Fiesta, a la que tampoco ha sido invitado. Y los Peces esperan cansados, para volver a guardar sus lágrimas en un Océano… que observa callado.

¿Quién reparte las Invitaciones? Tralará, tralará… cantaban los Peces, mientras las Algas aplaudían, y el cuerpo de Don NoImportaaNadie danzaba en el fondo de un Mar… muy negro. Y los bises del concierto corrían a cargo de los cientos de miles de cadáveres del Oscuro Mundo: ¡Rumba la rumba la rumba la… de lágrimas de un compañero… ¡Ay Car…naza! ¡Ay Car…naza!

(Y… digo yo… ¿a nosotros, quién nos ha invitado a La Fiesta?).