Instrucciones eternas que se enredan en un bucle de sentencias y recursos, casos de gran impacto mediático que terminan en archivo Es el desolador panorama de la lucha contra la corrupción en nuestro país, que late convulsionado por los repetidos escándalos. Existe una falta de voluntad y de medios, ambas cosas, pero tampoco lo podemos confiar todo a la justicia penal, mal nos irá si todo lo tienen que arreglar los jueces penales.

La izquierda, PSOE, IU, PODEMOS, etc no puede lograr el cambio político que está reclamando el movimiento el Frente Común, el Partido X, el colectivo En Red o el proyecto de Asociación Democracia Real Ya, que también estaría por la labor de un frente electoral amplio.

Demasiadas plataformas de izquierdas y todas librando sus batallas. Creo que es hora de generar un Frente Cívico Común de Izquierdas (FCCI) o una Plataforma Española de Izquierda (PEI) que se presentase a las elecciones, respetando la personalidad propia de los distintos componentes, con una base común y con la finalidad de terminar y acabar con la corrupción de la derecha neoliberal.

Eso se debería hacer extensible a Europa para hacer frente a ese despiadado neoliberalismo e intentar conseguir una Europa más igualitaria y justa.

Se que lo que propongo es difícil, pero poner unas bases comunes, para después luchar individualmente en elecciones autonómicas o locales para mantener de esa forma la esencia y tener la fuerza de una lucha común en grandes proyectos podría ayudar a regenerar la esencia democrática, ante un panorama desolador y no sólo en España, sino en el mundo.

Eso supondría la reactivación efectiva de la Internacional como instrumento a nivel mundial que representase la fuerza de la izquerda como en su momento se ideo.

No invento nada nuevo, sino que actualizo una fórmula que creo más que necesaria en un mundo globalizado y que el neoliberalismo tiene acotado de norte a sur y de este a oeste.

Es el momento de activar la verdadera fuerza del pueblo, de la ciudadanía y del activismo claro exponente de la regeneración democrática y de la voluntad del pueblo. En verdad el neocapitalismo está demostrando la inmensa capacidad que tiene para imponer a los gobiernos europeos una salida inhumana e injusta a la crisis, sin el más mínimo remordimiento sobre los brutales sacrificios que están ocasionando en la inmensa mayoría de la ciudadanía, para beneficio de la misma minoría que ha ocasionado la crisis.

Estas políticas, injustas e inhumanas, han provocado la mayor oleada de contestación en la calle desde hace mucho tiempo por un sin fin de colectivos, mareas y plataformas sociales, lo que, sin duda, representa un heroico muro de resistencia frente a las medidas regresivas y un elemento de desgaste fundamental para los gobiernos del Estado

Esta la humilde opinión de una activista que aún cree en la libertad y en la capacidad del hombre de modificar sus destinos en aras de un mundo mejor.

*José Luis Ortiz Güell, funcionario