Nos hemos habituado a escuchar nombres de países y ciudades poco conocidos con extrañas variantes lingüísticas según el comunicador. Aunque el objetivo básico sea identificar un lugar, las reglas de un idioma marcan formas de construir «exónimos» (término técnico no incluido aún en el DLE, pero usado por sus técnicos). La RAE explicita las reglas para tratar los topónimos, comenzando por las formas tradicionalmente vigentes, aunque los medios empleen otras grafías («Amberes (no Antwerpen ni Anvers), Ciudad del Cabo (no Cape Town [“Capetón” que diría un ma-rinero gallego]).» Para los que carecen de forma adaptada, o que esta ha caído en desuso, recomienda la forma local (con ejemplos como «Washington o Copenhague […] y Ankara (antes Angora)»). Pero eso no vale cuando el cambio en la forma local altera la forma tradicional española («Calcuta (no Kolkata), Moldavia (no Moldova), Bombay (no Mumbai)»), salvo que el cambio sea total («Burkina Faso (antiguo Alto Volta) o Sri Lanka (antiguo Ceilán).» Cuando ya hay transliteración en otros idiomas con alfabetos latinos, se adapta a ella la pronunciación más generalizada entre los hispanohablantes «Zimbabue (no Zimbabwe), Punyab (no Punjab)» y, en el caso de alfabetos no latinos, se usan las tradicionales. Por ejemplo: Qatar, Iraq, Shanghái, Taipéi, «Pekín (no Beijing), Cantón (no Guangdong [provincia], ni Guangzhou [capital]) o Nankín (no Nanjing)».
El más reciente de los cambios de nombre de un país es el de Suazilandia anunciado en abril de este año 2018 por su monarca absoluto en su 50 cumpleaños; además ocurre que en el Somhlolo Day, 6/septiembre, se cumplen también los 50 años de la independencia del país. La argumentación del monarca se basa en la similitud fonética con los nombres en inglés de Suiza y Suecia; de paso añade el guiño informático de iniciar el nombre con “e-”. En un país con tantos problemas, tal propuesta parece más un gesto de megalomanía que de marketing.
Datos:
- La RAE ha sugerido seguir empleando Suazilandia, pues más que «un verdadero cambio de nombre [es] de una reivindicación de la forma local.» Suazilandia (ya Eswatini en la magnífica página de información mundial de la CIA) es un pequeño país (algo más de la mitad de Galicia) en el sur de África, rodeado por Sudáfrica y Mozambique, con una población estimada en 1.468.000 habitantes (el 57% menor de 24 años) con la mayor tasa de VIH más alta del mundo (un 27%). El rey Mswati III anunció que el país dejaría de ser conocido por su nombre colonial, pasando a llamarse oficialmente eSwatini (en el idioma local se llama Umbuso weSwatini).
- Ese personaje, nacido cuatro meses antes de la independencia del país como Makhosetive (“Rey de Naciones”) Dlamini, era el 67º hijo del rey Sobhuza II. A la muerte de su padre en 1982, fue elegido futuro rey (el título es Ngwenyam “León”) aunque, hasta que cumplió 18 años, fueron regentes dos mujeres de su familia. La última, su madre, gobierna con él llevando el título de Gran Elefanta. Es el último rey absolutista de África, gobernando por decretos y tiene actualmente 14 esposas y 24 hijos (figura como de religión cristiana).
- El término inglés Switzerland contiene Switzer, un término antiguo de origen alemán, para Suiza, que en francés es Suisse. Por su parte Sweden deriva del latín Suetidi, del inglés antiguo Sweoðeod «pueblo de los suiones» una tribu germánica.
- Cuando revisamos un mapamundi de endónimos, además de la sorpresa con los nombres empleados incluidos los de alfabetos diferentes, muestra que en África aparece el idioma francés en amplia parte del continente, resultado del reparto hecho en Berlín el 15/noviembre/1884 que sólo fue modificado con las independencias sucesivas desde hace cuarenta años, hasta llegar a los 55 países actuales (contando Sáhara). El reciente Mundial de futbol ha producido titulares como «Más de la mitad de la selección francesa de fútbol hunde sus raíces en el continente [africano]», en un blog de El País titulado «África no es un país.» Un total de 14 jugadores del equipo francés que jugó en Moscú tienen origen familiar en República Democrática del Congo (4 de ellos), Marruecos (1), Senegal (1), Malí (3), Guinea (1), Camerún (1), Togo (1), Argelia (1) y Camerún/Argelia (1). Los tuits que difundieron estos datos, además de carga racista, mostraba desconocimiento de los endónimos en castellano de esos países, empleando incluso las versión inglesa de los nombres en territorios donde es oficial la lengua francesa.
- Aunque hoy empleamos la forma turca Ankara, la versión tradicional era Angora que sólo se utiliza, explica el Diccionario panhispánico de dudas (DPD), en la adjetivación de «diversas especies de animales, como gato, cabra o conejo de Angora, y es también como se denomina la lana que se obtiene del pelo de este último animal.»
- La Fundéu (Fundación del Español Urgente) ha tenido que explicar que «muchos nombres estadounidenses son originalmente españoles, por lo que no hay que esforzarse en darles una pronunciación gringa al leerlos en radio y televisión: California, Florida, Los Ángeles, San Francisco, San Antonio, Orlando, El Paso… »
- Una noticia titulada «Bretones y vascos franceses deberán seguir luchando en los tribunales para reivindicar el uso de un signo que el Estado francés rechaza» detalla que una «circular de la justicia francesa de 2014 prohíbe escribir nombres y apellidos utilizando caracteres latinos no aceptados en el francés», refiriendose a la “ñ”.
- Tras una buena explicación sobre exónimos y endónimos, Rubén Conde, estudiante de Humanidades en la Universidad Carlos III, nos disuade de usar el endónimo de Bangkok por ser el más largo del mundo para una ciudad (casi tres lineas de largas palabras).
Cada 20/julio, la República de Colombia celebra su Día de la Independencia de España, declarada tal día de 1810, pero reconocida sólo tras el triunfo de Simón Bolívar en la batalla del puente de Boyacá, el 7/agosto/1819.
- *José María Barja Pérez, ex rector de la UDC