Cuando has caminado descalzo por la vida, defendiendo ideas, dogmas, preferencias, y, un mal día, descubres que estabas equivocado, que aquello tan perfecto… era defectuoso, y que aquello tan bueno… era muy nocivo, si no reconoces que no puedes seguir defendiendo lo inadmisible, si no reniegas de patrañas y mantienes la estafa, eres un títere de tus propios, y ajenos, artificios, eres un obsceno falaz… Eres un Fanático.

Cuando el equipo de fútbol que has llevado a todos los partidos… en el uniforme del colegio, en los bolsillos de tus adolescentes vaqueros, en la camiseta ajada de tu espalda doblada por el paso de los goles, y, un día de hinchada dominguera, eres testigo de que tus atléticos héroes han hecho faltas vergonzosas, han robado el partido, y te han dado una patada en la boca. No rompas el idilio con tu camiseta… son ellos los que carecen de afectividad para llevarla. Pero… si disculpas lo mal ganado y celebras la victoria, eres un sucio hooliganero… Eres un Fanático.

Cuando, desde antes de nacer, te han educado para respetar y amar unas ideas religiosas, has profesado esa religión con auténtica fe, y, en una oración cualquiera, descubres que está cimentada en la mentira, la manipulación, la esclavitud, el abuso,  el saqueo, la violencia, de cuerpos, mentes y almas. Y eres conocedor de que los que difunden y dirigen esas ideas, tan “nobles, puras, caritativas”, son unos miserables, no tienes que tirar tu fe a la pila bautismal, tienes que bañarte y dignificarte en ella. Pero… a esos hipócritas, puritanos, gente sin alma, los tienes que arrojar a una pila de aguas fecales. Y tú, sigue orando a la solidaridad y la fraternidad. Porque no son malos los encomiables propósitos que proporciona la fe buena… son malos los que utilizan tu buena fe para conseguir sus indecentes propósitos, no ponen en práctica lo que predican, y únicamente lo utilizan en su beneficio. Tú, gente de buena fe, lleva con orgullo, en el bolsillo de tu alma, a tus héroes celestiales: tu  Mahometismo, tu Budismo, tu Cuaquerismo, tu Masonería, tu Freudianismo, tu Darwinismo, tu Marxismo, tu Cristianismo, y tu Santa Rita, Rita… lo que se da no se quita. Porque si ser entusiasta de una fe o de un Dios, cualquiera, te hace mejor ser humano… pues ¡viva Dios! Sí… pero con mesura,  ya que, tan necio es el que lo afirma como el que lo niega… con apasionamiento exagerado y desmedida irracionalidad. Pero… si sigues alimentando las mentiras de los comerciales y distribuidores de la fe sin fe, tolerando sus abusos, y no los condenas, eres un luciferino hijo de algún Dios bastardo… Eres un Fanático.

Cuando, desde niña, te han enseñado que hombres y mujeres son iguales en derechos y deberes, y has defendido esos conceptos con mucho sufrimiento, muchas muecas de desaprobación… y, un día de Feminismo, averiguas que esa equidad está siendo utilizada por mujeres, y hombres, que nunca han escuchado la palabra Igualdad, que desconocen lo que es equilibrio y dignidad del propio cuerpo, que excluyen, y no quieren tener en cuenta, a mujeres y hombres cuyo máximo anhelo es cambiar de piel y liberar a esa otra, u otro, que está encerrado en su interior, que reconocen… y quieren. Entonces, eres consciente de que, esas supuestas paladinas y paladines, no defienden derechos, sino que palían el odio que han sufrido… con más odio: desigualdad. Utilizándolo para blanquear sus cicatrices, ignorando y escupiendo en el sufrimiento de las que han sido encarceladas, maltratadas, violadas, asesinadas, en el pasado y el presente: las Heroínas de la Feminidad. Las que han entregado sus vidas para que, entre muchas otras, yo pueda ser tratada… como igual. Tienes que silenciar a esas y esos canallas, y gritar desde la paridad. Porque no es lo mismo “ apoyar” la lucha por la igualdad, la dignidad, y el equilibrio natural de los diferentes géneros humanos… que  “empollar” o incubar, egolatrías, radicalismo, y violencia.  Y si lo haces, eres un emporcado o una emporcada Supremacista… Eres un Fanático, eres una Fanática.

Cuando, desde siempre, has visto y oído lo antinatural, lo tenebroso, lo cruel, lo involutivo, de la Dictadura, has luchado contra ella, y has pisado con el pie izquierdo denodadamente, contra los golpes de manifestaciones, contra los secuestros y mordazas: mazmorras mentales y comisarias físicas, tragando injusticia y miedo… Y, una mala noche de libertades rotas, averiguas que esas consignas que has gritado y llorado, están siendo prostituidas, no escuchadas, no llevadas a cabo. Y detectas que esos políticos, héroes de la Libertad, a los que has levantado del suelo y sentado en cómodos sillones, han sido desleales y se han rendido al Poder. Entonces, no tienes que maldecir los propósitos de libertad, igualdad y fraternidad, tienes que seguir calzando tu pie izquierdo, y dar  a esos impolíticos… una patada y echarlos de “tus sillones”, porque si lo toleras, si te embarras por unos amigos, unas siglas, unas banderas, o unos colores, eres un corrupto, un consentidor, un hijo legítimo del caciquismo opresor… Eres un Fanático.

El Fanatismo oculta la verdad, racionaliza lo irreal, justifica la oscuridad, el abuso, la esclavitud, y el saqueo. Y, siempre, se une al interés particular, nunca… al colectivo. El Fanatismo se nutre y engorda con tu ignorancia, egolatría, miedo, y  mata tu esencia de ser humano… ¡El Fanatismo es un hijo de… la estulticia!

El lúdico deportivismo, la fe caritativa, la política libre, el activismo igualitario… lo pulcro y sano, no rinde pleitesía a los Fanáticos inmorales que lo enlodan.

Los Héroes y Heroínas de la Humanidad… con humanidad, los que gritan en silencio, los que no olvidan su autenticidad, son los que  andan caminos sin hacer ruido, y los abren: los Lun… áticos. Son los que van muchos, muchísimos, pasos por delante de los otros, los que se arrastran en estridentes manadas, y, en su ofuscación, cierran fronteras… y no logran encontrar ninguna senda: los Fan… áticos.

“¿Quién me presta un cubo de agua para bajar al infernal abismo, y apagar el fuego… del incendiario Fanatismo?”.

Copyright- María Purificación Nogueira Domínguez.