
Una magnífica viñeta de Xaquín Marín resaltaba un problema actual: la necesidad de aprender como podemos comunicarnos, por medios informáticos, con distintas administraciones. No sólo se trata del uso de códigos de identificación alfanuméricos, sino también del uso de protocolos y páginas sólo disponibles en modo informático. Aunque se nos asegura su fácil acceso y su amplia información explicativa, se trata de lenguajes administrativos sobre diferentes plataformas a los que tenemos que acceder sin comunicación humana directa. Y así aparece claramente la necesidad de un aprendizaje del lenguaje y del razonamiento, más amplio que la simple lectura de textos y un manejo numérico elemental. Hay que potenciar el estudio de como se pueden entender datos y de su manejo seguro, incluyendo herramientas como todos esos códigos que hoy, no sólo nos identifican, sino que son las llaves de las puertas de las administraciones públicas y privadas.

• Nos hemos acostumbrado a que el número del DNI haya pasado a ser alfanumérico, por esa letra añadida cuya utilidad y modo de obtención pocos conocen (aunque está expuesto en una «página de servicio al ciudadano» del Ministerio del Interior). Pero ese NIF ya es ahora uno de los códigos adheridos a nuestra vida cotidiana.
• Los antiguos veinte números de las cuentas bancarias se han completado hasta convertirse en el código IBAN, ES y 22 dígitos (los dos primeros agrupados a las letras y los restantes en cinco grupos de cuatro, separados por un espacio). Sólo nos sorprende que tenga longitud diferente en otros países (en Noruega sólo 15), o que en Portugal sean PT50 y 21 dígitos, mientras en Francia muchos son FR76 y 5 grupos de cuatro dígitos y uno de tres, marcados por separación con un espacio. La dificultad de calcular los dígitos de control, el resto de dividir por 97 un número de 26 cifras, se resolvía con reiteradas fórmulas en hojas de cálculo. Pero el ciberespacio ya proporciona, mediante una búsqueda elemental en Google, esa operación, usada en varios de los códigos empleados hoy en día.
• La tarjeta sanitaria es uno de esos repositorios con múltiples códigos que incluyen, como antes algunas tarjetas de crédito, datos como la edad del usuario. El CIP, Código de Identificación Personal (que aparece en ambas caras de la tarjeta) esta formado por la fecha de nacimiento en formato yanki (aa/mm/dd), las letras iniciales de ambos apellidos, las segundas letras de ellos, un dígito según sexo (1 hombre, 0 mujer) más 3 cifras. Además del NIF, encima del nombre aparecen doce dígitos (los dos primeros, que identifican la provincia [15 es Coruña] y los dos últimos, el resto de dividir por 97 el número formado por los otros 10, van separados por una barra/de los ocho básicos) que es el número de la Seguridad Social, utilizado en todos los trámites laborales: (altas, bajas, variaciones de datos, cotización…). Mientras el código de identificación personal único del SNS (Sistema Nacional de Salud) son 16 caracteres alfanuméricos, que incluyen, de momento, un gran número de B consecutivas. Incluso la tarjeta sanitaria lleva un código de barras EAN-13, con sus 30 barras características.
• El código de barras fue diseñado para identificar los productos en venta empleando una norma denominada Universal Grocery Products Identification Code (UGPIC), que fue actualizada al UPC (Universal Product Code) y al EAN (European Article Number), llegandose a la unificación de los sistemas de escaneo. Los dos o tres primeros dígitos impresos bajo las barras identifican el país donde se emitió (aunque no sea el que produjo el producto). Vemos usualmente el 84, que corresponde a España, pero también el 49 de Japón o los del intervalo 400-440 de Alemania (el 690-692 es de China). Las publicaciones llevan el 977 en los periódicos, el 978 en los libros y el 979 para la música.
• Incluso nos encontramos con billetes de euros cuyos códigos empiezan con PB (Países Bajos) o UB (Francia), donde la B sólo indica que se trata de la segunda serie con ese mismo número. No les prestamos mayor atención, ni siquiera nos fijamos que el último dígito NO sea cero. Ese dígito de control, que completa hasta un múltiplo de 9 la suma de anteriores (reemplazando las letras A ⟶2, B⟶3,…, U⟶22, V⟶23,… ), debe estar entre 1- 9.
El 3/junio coincide este año con el día 60 después de Pascua, Corpus Christi, uno de los jueves antes festivos (en Brasil, Croacia y Polonia cierra la Bolsa ese día). El segundo sábado de junio se celebra en Londres, Trooping of the Color, el cumpleaños oficial de la Reina que en muchos países de la Commonwealth ya se conmemora el primer sábado o el primer lunes de junio.
*José María Barja Pérez, exrector de la UDC