HERMANAS…TRAS.-María Purificación Nogueira Domínguez

 En los cuentos, durante siglos… Las Cenicientas se sometían al totalitarismo del Reino de los Príncipes Sapo. Al supremo poder y fuerza de estos, se sumaba la inestimable colaboración de unos seres perversos, que renegaban de su feminidad… de su propio género: Las Hermanastras, sumisas e ignorantes, creían que los Príncipes Sapo eran superiores, más inteligentes, más válidos, que ellas. Eran los líderes, los amos, los dioses. Y en esas creencias educaban al resto de las hermanas: “¡ Sumisión y entrega absoluta a Los Príncipes! ”. A las hermanas que se rebelaban y reclamaban respeto y libertad, Las Hermanatras, las tildaban de locas, brujas, endemoniadas, y las denunciaban a Los Príncipes. Las Cenicientas eran capturadas y encerradas en mazmorras hasta que morían por inanición o eran quemadas en hogueras públicas, que utilizaban como arma disuasoria para el resto de Cenicientas.

En la actualidad… poco han cambiado los cuentos. Ahora, a Las Cenicientas las encierran en algo que llaman “Hogar”, “ Nido de amor”, y las queman social, laboral, e intelectualmente… Y así os lo voy a contar.

Érase una vez… que es así como empiezan los cuentos en España y los países de habla hispana. Once upon a time… en Irlanda y los países de habla inglesa. Un cuento chino… en Pekín. Un cuento de las mil y una noches… en Los Países Árabes. Un cuento… en todos los países del mundo… en donde reinaban Los Príncipes Sapo.

Unas Hermanastras… interesadas y frustradas, y unos Príncipes Sapo… posesivos y violentos, que se repartían las libertades, los derechos, y la dignidad, de Las Cenicientas. Estas mujeres eran muy sensibles y románticas, y creían en la buena fe de Las Hermanastras y en el amor de Los Príncipes. Pero… solo hasta que la nociva presencia de unas y otros, desgastaba su inocencia y enfriaba su apasionamiento, y eran conscientes del secuestro y el maltrato del que eran objeto.

Las Cenicientas Insumisas… querían volar, huir, de las jaulas de amor, en donde Los Príncipes Sapo las habían encerrado. Si alguna lo conseguía, Las Hermanastras, fieles súbditas del Reino, las denunciaban, y Los Príncipes las capturaban y las castigaban por su insurrección, les cortaban las alas y las devolvían a su encierro. Cuando querían aplicarles el mayor castigo, las castraban psicológicamente, con el acoso y el terror constante. Y, en otras ocasiones, demasiadas, las asesinaban. Y… Las Hermanastras guardaban silencio… un sepulcral silencio.

Las Cenicientas Domésticas… habían elegido estar en el hogar y dedicar sus vidas a sus parejas e hijos. Los Príncipes Sapo las humillaban y las esclavizaban sexual y domésticamente. No se les reconocía el duro trabajo que realizaban, no recibían ninguna compensación económica, ni tenían derecho al descanso en su ancianidad, y, por supuesto, a ninguna remuneración económica  por el trabajo que  habían realizado durante muchos muchos años, haciéndolas dependientes de ellos. Y, como ocurría con Las Cenicientas Insumisas, cuando querían huir del nido marital, Las Hermanastras las denunciaban, y Los Príncipes Sapo las capturaban, les cortaban las alas y les impedían volar. Y… no, no las asesinaban, sino que les aplicaban el peor castigo posible:  las dejaban vivir para que fuesen testigos… del asesinato de sus hijos. Y… Las Hermanastras guardaban silencio… un sepulcral silencio.

Las Cenicientas Soldado… eran las que no se sometían, no rendían pleitesía a Los Príncipes Sapo, y repudiaban la colaboración que con ellos tenían Las Hermanastras. Y ayudaban a las cenicientas secuestradas y maltratadas a huir del reino del abuso, la violencia, la desigualdad… el terror.

Los Príncipes Sapo y Las Hermanastras odiaban profundamente a Las Cenicientas Soldado, porque representaban una amenaza para la prosperidad de su reinado. Para eliminarlas, utilizaban toda su violencia, las amenazaban, las perseguían, las aislaban, las insultaban: meretrices, invertidas, taradas, gordas y feas, marimachos, amargadas, pelicortos, rojas de mierda…y un largo etcétera. Y, en muchas partes del mundo sapo, las encarcelaban, las lapidaban… las asesinaban. Y… Las Hermanastras guardaban silencio… un sepulcral silencio.

Algunos Hombres Sabios, que creían en la igualdad entre hombres y mujeres, que no eran príncipes sino humanos, arroparon, reconocieron, apoyaron, y amaron, a Las Cenicientas, en el respeto, la paridad y la libertad… Y les dieron la espalda a Los Príncipes Sapo y a Las Hermanastras. Desgraciadamente, eran mucho menor número, pese a ello, siguieron luchando codo con codo con ellas… y contra los otros ellos y las otras ellas. Gracias al apoyo de Los Hombres Sabios, Las Cenicientas vieron un poco de luz en la huida hacia el camino de la libertad, lejos del Reino Sapo y de sus príncipes… que siguen ostentando el poder en el mundo sapo. Y… Las Hermanastras les aplauden con su silencio… su sepulcral silencio.

Las Hermanastras no son del género femenino, poseen la apariencia, pero, en realidad, son seres defectuosos… sin terminar de hacer, inconclusos moral e intelectualmente: acomplejadas, vagas, insuficientes, cobardes, indignas. Una mutación desconocida de hembra humana. Colaboracionistas de tiranos, psicópatas y asesinos… amorales. No son mujeres…¡Son desperdicios seminales!

Y… colorín, color rosado… este cuento no hemos conseguido darlo por finalizado, pero no dejaremos de intentarlo. Y sí, seguiremos luchando.

“ Cuando venga al mundo una criatura, no preguntes si es niña o niño… alégrate, porque, sencillamente, ha nacido… un ser humano”.

María Purificación Nogueira Domínguez.

Acerca de Contraposición

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