
Las noticias diarias en este tiempo de pandemia también logran aportar conocimientos que permanecían en un segundo plano. Los nombres de las letras del alfabeto griego, apenas conocidos por su uso en fórmulas matemáticas, son ahora los de las variantes del virus pandémico. Con las limitaciones de viajes introducidas, nos surgen dudas de si, aparte de Sudáfrica, conocemos algún otro país del sur del continente africano. Y ya no digamos las capitales de los 55 países que hoy en día se distribuyen en el 3º mayor continente del mundo. Incluso los datos numéricos y las ratios de la pandemia nos permiten observaciones sobre actitudes políticas, incluidas las ocultaciones, en la información circulante.

• El pasado 26/noviembre se asignó el nombre ómicron a la variante detectada por Sudáfrica, saltando nu, pues su lectura en inglés sugería “nuevo”, y xi, por ser un apellido chino común, incluido el del presidente chino (Jinping es su nombre), como bien explicó Alex Grijelmo (Ahora ómicron y luego pi; pero no xi El País 5/diciembre). Se añadía a las otras 12 variantes detectadas en otros países, que ya están registradas en páginas web, llevando al día a día el antiguo alfabeto que relacionamos con el origen de la ciencia.
• En el DLE se explica el término ómicron como “o pequeña”, mientras omega es la “O grande” en el alfabeto griego (abecedario se refiere a las letras romanas).
• Al ver un mapa actual de África descubrimos que necesitamos actualizar nuestros conocimientos geográficos y políticos del continente vecino. Sólo fijándonos en la distribución de los nombres de las capitales de los países africanos, deducimos dónde está el desierto y empezamos a comprender las dificultades de la costa occidental y el golfo de Guinea.
• Las capitales, casi en línea, en el Sur del continente nos son poco conocidas: Windhoek (capital de Namibia, en cuyas costas hay pesqueros gallegos), Gaborone (de Botsuana, que reconocemos por el accidente del rey emérito), Pretoria (capital administrativa de Sudáfrica, junto a la capital legislativa Ciudad del Cabo y la judicial Bloemfontein), Maseru (de Lesoto), Mbabane (de Eswatini, hasta hace poco Suazilandia) y Maputo (de Mozambique, completamente al sur de su país).
• Nos parece más conocida la lista de capitales en la costa occidental de África, por las informaciones sobre conflictos pesqueros y sobre migrantes. Empezando por Nuakchot (la de Mauritania), Dakar (la de Senegal, que presta su nombre a carreras automovilísticas en otras partes del mudo), Banjul (de ese país Gambia, totalmente incluido en Senegal), Praia (de las islas de Cabo Verde), Bisau (de Guinea-Bisau), Conakry (de Guinea, al que adjetibávamos con el nombre de la capital para distinguirlo de los otros), Freetown (de Sierra Leona), Monrovia (de Liberia, por el nombre del 5º presidente norteamericano, James Monroe), Yamusukro (de Costa de Marfil), Acra (de Ghana), Lomé (de Togo) y sobre todo el nombre que nos parece más cercano, Porto Novo (de Benín).
• Diariamente se hacen públicos los casos de infectados y de fallecidos en los distintos países del mundo, un torrente de cifras que nos abruman. Pero si consideramos las ratios, las proporciones respecto a la población, tendremos una información más comparable. Además de en las páginas web de la Johns Hopkins University, también se encuentran tablas con la tasa de incidencia de los últimos siete días. Y sorprende la posición en cabeza de un país cercano, Andorra, con una población de 77 mil personas y 18 mil infectados, esto es una ratio de 23%. Para emplear más cifras lo suelen expresar en «casos por 100.000» que para ese país sería 23.309,4 y emplean la notación anglosajona: marcar las separaciones de miles con una coma y los preceder los decimales con un punto.
• Pero en los medios no se habla de Andorra, ni tampoco de los escasos datos que China proporciona (dicen tener un ratio de 8 por 100.000), aunque suelen destacar los incrementos de incluso 70.000 infectados en un día en Alemania (con ratio 7,6 %). Sorprende que China tenga un porcentaje de fallecidos del 4,34% de los infectados, frente 1,6% de Alemania o España, aunque Italia alcanza un 2,6% (tal vez por haber minimizado el número de infecciones).
• Cuando se habla del “puente de la Constitución” de este año 2021 apenas se menciona que el próximo año tendremos el puente perfecto, martes y jueves festivos. Si a alguien se le ocurren “soluciones” desde el punto de vista laboral para esa extraña semana, debería recordar que a mediados de noviembre de 1988 (en vísperas del puente perfecto) el ministro Chaves Gonzalez tuvo que firmar el Real Decreto 1376 anulando lo que había decretado en diciembre del año anterior sobre el calendario laboral. Su “solución”, hacer no laborable el lunes 5 en lugar del miércoles festivo, no era factible por el carácter de “festivo concordatario” del 8/diciembre, la Inmaculada Concepción (promulgada por el papa Pío IX en la bula Ineffabilis Deus precisamente el 8/diciembre/1854).
*José María Barja Pérez, exrector de la UDC