APRENDIENDO EN MEDIO DE LA PANDEMIA.-José María Barja Pérez*

Las noticias diarias en este tiempo de pandemia también logran aportar conocimientos que permanecían en un segundo plano. Los nombres de las le­tras del alfabeto griego, apenas conocidos por su uso en fórmulas matemáti­cas, son ahora los de las variantes del virus pandémico. Con las limitaciones de viajes introducidas, nos surgen dudas de si, aparte de Sudáfrica, conoce­mos algún otro país del sur del continente africano. Y ya no digamos las capi­tales de los 55 países que hoy en día se distribuyen en el 3º mayor conti­nente del mundo. Incluso los datos numéricos y las ratios de la pandemia nos per­miten ob­servaciones sobre actitudes políticas, incluidas las ocultacio­nes, en la informa­ción circulante.

• El pasado 26/noviembre se asignó el nombre ómicron a la variante detectada por Sudá­frica, saltando nu, pues su lectura en inglés sugería “nuevo”, y xi, por ser un apellido chino común, incluido el del presidente chino (Jinping es su nombre), como bien explicó Alex Grijelmo (Ahora ómicron y luego pi; pero no xi El País 5/diciembre). Se añadía a las otras 12 variantes detecta­das en otros países, que ya están registradas en páginas web, lle­vando al día a día el anti­guo alfabeto que relacionamos con el origen de la ciencia.

• En el DLE se explica el término ómicron como “o pequeña”, mientras omega es la “O grande” en el alfabeto griego (abecedario se refiere a las letras romanas).

• Al ver un mapa actual de África descubrimos que necesitamos actualizar nuestros cono­cimientos geográficos y políticos del continente vecino. Sólo fijándonos en la distribución de los nombres de las capitales de los países africanos, deducimos dónde está el desierto y empezamos a comprender las dificultades de la costa occidental y el golfo de Guinea.

• Las capitales, casi en línea, en el Sur del continente nos son poco conocidas: Windhoek (capital de Namibia, en cuyas costas hay pesqueros gallegos), Gaborone (de Botsuana, que reconocemos por el accidente del rey emérito), Pretoria (capital administrativa de Sudáfri­ca, junto a la capital legislativa Ciudad del Cabo y la judicial Bloemfontein), Maseru (de Lesoto), Mbabane (de Eswatini, hasta hace poco Suazilandia) y Maputo (de Mozambique, completamente al sur de su país).

• Nos parece más conocida la lista de capitales en la costa occidental de África, por las in­formaciones sobre conflictos pesqueros y sobre migrantes. Empezando por Nuakchot (la de Mauritania), Dakar (la de Senegal, que presta su nombre a carreras automovilísticas en otras partes del mudo), Banjul (de ese país Gambia, totalmente incluido en Senegal), Praia (de las islas de Cabo Verde), Bisau (de Guinea-Bisau), Conakry (de Guinea, al que adjeti­bávamos con el nombre de la capital para distinguirlo de los otros), Freetown (de Sierra Leo­na), Monrovia (de Liberia, por el nombre del 5º presidente nortea­mericano, James Mon­roe), Yamusukro (de Costa de Marfil), Acra (de Ghana), Lomé (de Togo) y sobre todo el nombre que nos parece más cercano, Porto Novo (de Benín).

• Diariamente se hacen públicos los casos de infectados y de fallecidos en los distintos paí­ses del mundo, un torrente de cifras que nos abruman. Pero si consideramos las ratios, las proporciones respecto a la población, tendremos una información más comparable. Ade­más de en las páginas web de la Johns Hopkins University, también se encuentran tablas con la tasa de incidencia de los últimos siete días. Y sorprende la posición en cabeza de un país cercano, Andorra, con una población de 77 mil personas y 18 mil infectados, esto es una ra­tio de 23%. Para emplear más cifras lo suelen expresar en «casos por 100.000» que para ese país sería 23.309,4 y emplean la notación anglosajona: marcar las separaciones de miles con una coma y los preceder los decimales con un punto.

• Pero en los medios no se habla de Andorra, ni tampoco de los escasos datos que China proporciona (dicen tener un ratio de 8 por 100.000), aunque suelen destacar los incremen­tos de incluso 70.000 infectados en un día en Alemania (con ratio 7,6 %). Sorprende que China tenga un porcentaje de fallecidos del 4,34% de los infectados, frente 1,6% de Alema­nia o España, aunque Italia alcanza un 2,6% (tal vez por haber minimizado el número de infecciones).

• Cuando se habla del “puente de la Constitución” de este año 2021 apenas se menciona que el próximo año tendremos el puente perfecto, martes y jueves festivos. Si a alguien se le ocurren “soluciones” desde el punto de vista laboral para esa extraña semana, debería recordar que a mediados de noviembre de 1988 (en vísperas del puente perfecto) el minis­tro Chaves Gonzalez tuvo que fir­mar el Real Decreto 1376 anulando lo que había decreta­do en diciembre del año an­terior sobre el calendario laboral.  Su “solución”, hacer no labo­rable el lunes 5 en lugar del miércoles festivo, no era factible por el carácter de “festivo concordatario” del 8/diciem­bre, la Inmaculada Concepción (promulgada por el papa Pío IX en la bula Ineffabilis Deus precisamente el 8/diciembre/1854).

*José María Barja Pérez, exrector de la UDC

Acerca de Contraposición

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