
Un brillante artículo de Carlos Yárnoz, actuando como Defensor del Lector del diario El País, lleva por título «A desorden de factores, producto alterado.» Ya había empleado un título análogo tres meses antes, «El desor-den de factores altera el producto», refiriéndose a malas expresiones lingüísticas en titulares periodísticos (que los convierten en confusos e incluso hilarantes). Su frase es un enunciado del álgebra no conmutativa, que él no debe conocer, pues da por sabido que “en las sumas y multiplicaciones, el orden de los factores no altera el producto.” Pero, aunque asegura que lo de «restar o multiplicar» no es propio de periodistas, no disculpa los tropiezos idiomáticos, su herramienta de trabajo. Claro que algunos detallan que «la política no es como las matemáticas» pues «ponerse a cambiar el orden natural de los actos [..] puede ser catastrófico.»
Se usa en los titulares el término sudoku para indicar complejidad (así, «El calendario de partidos de la ACB se vuelve un sudoku» o «Organizar la selectividad se convierte en un sudoku imposible»). Pero ese interesante entretenimiento, que tiene distintos niveles de dificultad (incluido el mal llamado “imposible”), es un problema que debe tener solución y ella ser única. Es poco conocido que se puede escribir un pequeño algoritmo que resuelve cualquiera de ellos. Claro que algunos de los presuntos “sudokus” publicados en periódicos no tienen solución, lo cual en ocasiones incluso se puede detectar a simple vista.
El empleo de herramientas matemáticas que utilizamos en la vida diaria producen titulares como «4 fines de semana largos de 4 días cada uno», como detalla el decreto del presidente de Argentina para el año 2022. Esa colección de festivos no se corresponde con los nuestros pues aquí habrá que “construir” el puente perfecto de diciembre.

Y también las matemáticas nos revelan la información oculta en la viñeta de Forges del año 1987, que fue recordada 35 años más tarde.
- El año 1987 en una viñeta publicada en Diario16, Forges pegó a la cola de su cometa navideña el recorte de un código de barras (que había sido estrenado en España diez años antes). Aunque no incluye un 8, el primer dígito de ese EAN-13, se puede com-probar, gracias al último dígito, que se trata de un código válido. Y hoy el ciberespacio nos proporciona toda la información que cifraban esas barras: corresponde a la Compañía de Distribución Integral de Publicaciones Logista SL de Alcorcón, posiblemente la que le llevaba la prensa, siendo tal vez el 74 (codificado en las pequeñas barras adicionales) su número de cliente. Su alusión a la inmensa comercialización de esas fiestas hoy nos parece premonitoria.
- Ya hace diez años se conoce que son necesarias 17 cifras para que un sudoku tenga solución. Fue el arquitecto Howard Garns de Indianapolis quien inventó en mayo/1979 un juego que llamó Number Place. Introducido en Japón en abril/1984 bajo el nombre de Sudoku (数独), que significa “números sueltos”, se popularizó en Reino Unido a finales de 2004. En 2005, Bertram Felgenhauer y Frazer Jarvis demostraron que la cantidad de sudokus es 6.670.903.752.021.072.936.960 número mayor que el número de segundos transcurridos desde el comienzo del universo. Hoy disponemos en el ciberespacio de magníficos portales para jugar con sudokus y aprender activamente reglas algorítmicas que los solucionan.
- Ya decía Lewis Carroll en La caza del Snark «Agotad lo posible, intentad lo imposible: que no se desperdicie ni una oportunidad !».
*José María Barja Pérez, exrector de la UDC