INICIO DE AÑO EN JULIO.-José María Barja Pérez*

 Un vistazo a los festivos de las Bolsas mundiales muestra que a finales de julio es año nuevo en varios países, porque en el calendario musulmán co­mienza el año 1444 de la Hégira.

      En esta época de globalización, accedemos facilmente a esos datos, aun­que nos sorprende que otros países no usen el calendario “común”. De hecho el calendario islámico es empleado por 1 900 millones de personas y el chino por 2 180 millones (un 27% de la humanidad). Vamos, que pertenecemos a una parte menor de la humanidad que emplea un calendario solar deseñado en el hemisferio norte.

28/julio/2022

  •  La estructura del calendario islámico está fijada en el Coran (sura 9, aleya 36) como 12 meses (que empiezan con la luna nueva y tienen, alternativamente, 30 o 29 días, salvo el último mes en año bisiesto que tiene 30). De ellos 4 son sagrados, en los que se prohibe toda lucha (Muharram, el primer mes del año, «el mes sagrado»; Rayab, el séptimo; Dhu-l-qa’da, el undécimo; y Dhu-l-hiyya, el duodécimo). Contra lo que usualmente se estima, no tiene esa característi­ca el mes octavo, Ramadán, nombre que significa «el mes de más ca­lor».
  • En la aleya 37 se alecciona contra meses intercalados, que emplean los calendarios lu­ni-solares como el judío o el chino, que pueden tener 13 meses obligados por la necesidad de ajustarse al año solar. En cambio la duración del año islámico es de 354 días (355 en los bisiestos), lo cual produce que la fecha de su año nuevo “retroceda” 10-12 días en el calen­dario solar que hemos llegado a considerar como el único existente. Así, tras este año 1444 no bisiesto, que se inicia el 30/julio/2022, el año bisiesto 1445 comenzará el 19/julio/2023. Su secuencia de bisisiestos sigue una  regla más complicada que la gregoriana que codifi­camos  como Mod[año, 4] = 0 (con la excepción de los múltiplos de 100 que no sean múlti­plos de 400). La suya se expresa como Mod[11 año + 14, 30] < 11 que de­termina que 1444 no es año bisiesto (Mod[11 1444 + 14, 30] = 28), pero si lo será el 1445 puesto que Mod[11 1445 + 14, 30] = 9
  • También nos sorprende ese número de año, 1444, pues la Hégira, la era musulmana, fue fijada en el 16/julio/622 por el califa ‘Umar ibn Aljattab. Desde entonces han transcurri­do 1 400 años solares, pero los años lunares son 44 más.
  • Dado que el año islámico es más corto que el año gregoriano, siempre hay personas islámicas que celebran dos cumpleaños en uno de nuestros años: esto es, «en cada año gre­goriano existen al menos 9, y no más de 12 días, que corresponden a la misma fecha (de distintos años) del calendario islámico.» Así los nacidos entre 27/Yumada al-Qula y el 7/Yumada-az-Zaniyyah celebrarán cumpleaños entre 1-11/enero/2022 y de nuevo entre el 21-31/diciembre/2022. Lo mismo ocurrirá en 2023 para los nacidos en el intervalo  de días  8-18/7/Yumada-az-Zaniyyah.
  • Es preciso tener en cuenta que, en lo tocante a festividades, todos los musulmanes si­guen utilizando la proclamación por las autoridades religiosas basadas en la observación “directa” del creciente de Luna (no necesariamente sometida a criterios objetivos; según el OAN, comienza la luna nueva el 28/julio/2022, a las 19:55). La dificultad de determinar por observación directa el creciente es la razón de llamar leilat e-chek, noche de la duda, a la noche del 29-Ramadán cuando finaliza el ayuno.
  • Los astrónomos del Islam, incluido Al-Juarizmi, han dedicado mucha atención a este problema. Sólo desde hace dos decenios se tienen soluciones estadísticamente fiables, en las que se pone de manifiesto la importancia del factor humano en la observación del cre­ciente. Un interesante estudio [Meziam, Karim; Guessoum, Nidhal La visibilidad del crecien­te de Luna y el Ramadán Mundo Científico 199 (marzo 1999): 50-55] constata que en Argelia, los desacuerdos entre las predicciones astronómicas y los datos religiosos se correlacionan fuertemente con la evolución política y social. Como dicen sus autores, ello revela una pa­radoja pues “la larga y sólida tradición científica arabo-musulmana [que] es considerada en occidente como un eslabón esencial en la elaboración de los saberes de la humanidad […] sigue padeciendo una falta de reconocimiento en el seno de la sociedad islámica”.

*José María Barja Pérez, exrector de la UDC

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