Un pueblo en el túnel del tiempo- Antonio Campos Romay

48a4e-imagesUN PUEBLO  EN EL TÚNEL DEL TIEMPO

Hay quien dice que príncipes y reyes, solo en los cuentos. Hay quien se empeña en meter príncipes hasta en el consomé. Y hay políticos que más allá de su edad biológica son ancianos agostados de cualquiera de las ilusiones que pudieron albergar un día y se refugian en los cuentos de hadas de su infancia plagados de reyes,  príncipes azules y princesitas rosas.

Desde que el Sr. de Borbón anunció que tiraba la toalla, incluyendo algún medio beligerante con el, se inició una operación de incienso que invadió toda la comunicación en soporte papel. El túnel del tiempo nos retorna a la unanimidad informativa del viejo régimen. La Razón, ABC (de oficio), El País y demás medios, todos a una voltean el botafumeiro con páginas preñadas de altisonantes adulaciones homologas por su exuberancia a los momentos álgidos del franquismo. La diferencia estriba en la mayor calidad lírico-apologética de Pemán frente a la aceitosa de Marhuenda o la vetustez de Ansón.

Esto se prolonga con la “operación Felipe”. El padre, el gran timonel, el hombre providencial, el demócrata supremo, el héroe de la tarde en que sus  amigos generales se pusieron a enredar (enredados a saber por quien), el generoso rey que “cede” sus poderes absolutos recibidos de su ángel custodio, el general Franco, en un paquete atado y bien atado…Se llega a hacer un paralelismo con Caetano que se aferró a ellos…pero sin citar que apenas duró cuatro años y medio tras la muerte de Salazar siendo expulsado a Brasil a golpe de claveles. A partir de ahí, llegan las nubes de incienso al heredero. Se glosa su preparación, su valía excepcional, su ponderación, su sabiduría plagada de ciencia infusa…A la par la consorte ascenderá a los altares civiles en carros de fuego laudatorios por su sencillez, su sentido común de la clase media y  su periplo  de cenicienta surgida desde el telediario hasta el trono…Nada fuera del guión en tales menesteres. Salvo que a muchos, en su cortesanía servil e indigesta, se le va la mano.

Volviendo al túnel del tiempo, los ciudadanos repiten de coreografía muda. Inmaduros súbditos, que como se señaló más de una vez, hay que atar en corto para gobernarlos y no dejarles tomar decisiones para las que no tienen capacidad. Con dejarlos asomarse a una urna cada cuatro años ya les vale. Y si emprenden hacer oír su voz con ánimo discordante en la calle, se les moteja como turba, tropel, minoría resentida…Un enfático presidente de gobierno con la sorna burlona del  prepotente que  tiene las llaves de Pedro en su regazo, dice, y si no estáis de acuerdo seguid el intrincado recorrido  de las generales de la ley. Practica que sabe inviable ante el muro de los partidos dinásticos,   celosos cancerberos del sistema. Pleno amparo legal para segar cualquier debate. ¿Lo es tanto para el sentido común y para una visión algo más extensa que el corto plazo? ¿Actúa el político mediocre o el estadista? ¿Advierten los agentes palaciegos, que los pilares del sistema presentan resquebrajaduras en su estructura? ¿Acierta desde la sensibilidad que representa, en su manso seguidismo, el líder interino del PSOE.

El papel del Sr. Rubalcaba es desconcertante. Tanto cuanto enfatiza que el representa al PSOE…cuya dirección formalmente declinó, como al contemplar el PSOE que bajo su batuta ha ido de derrota en derrota hacia un desastre final a la italiana o a la griega, si un gran proceso de refundación y regeneración no lo remedia. Suscribe un fin de ciclo como el Sr. Zapatero en la segunda legislatura, con acuerdos entre bambalinas y contribuyendo dócilmente a escamotear la palabra a la ciudadanía.

El PSOE atraviesa otro de los momentos complejos que jalonaron sus 135 años de vida. El Sr. Rubalcaba es parte sustancial del problema al prolongar su presencia y no asumir que es un personaje fuera de escena. La fragilidad de la socialdemocracia en esta coyuntura preocupa a una monarquía que anhela afirmarse sobre dos patas aparentemente sólidas. Al menos tanto como en otros tiempos, eran Canovas y Sagasta.

Preocupación que para la ciudadanía debiera tener lectura distinta. De alarma ante la postración del socialismo democrático y de su dificultad de definición y de ocupar el espacio que le es propio. Sin un socialismo con perfil preciso, robustecido por el dialogo con la sociedad y con esta integrada en su proyecto, la quiebra del estado de bienestar, derechos civiles y conquistas sociales, son un riesgo cierto. Y el que algo tan  trascendente como la salida de la crisis, quede en manos de los que apuestan por la desigualdad y la demolición del estado solidario. Una socialdemocracia cuya voz se ve dispersa en múltiples ecos, quizás ocasionalmente atractivos, pero carentes del timbre y la potencia indispensables para  los tiempos oscuros que es menester afrontar. Conviene recordar ante ciertos redentores voluntaristas o descalificaciones de extrema ligereza, que el PSOE fue el mecanismo sustantivo de la ciudadanía en las conquistas sociales y la modernización del estado, alcanzadas bajo gobiernos con ministros socialistas en la II Republica, o presididos por socialistas en la actual etapa democrática.

Por ello, no menos importante que el propio debate monarquía o republica, que seria una sandez tratarlo con frivolidad y que se hurta reiteradamente con argumentos que a través del túnel del tiempo nos devuelve a la minoría de edad cívica, es recuperar la voz de los ciudadanos y las ciudadanas como única legítima de las organizaciones. El debate sobre la forma de estado, que no es antagónico a las prioridades que están en la mente de todos, debe ser realizado con pausa y sosiego, con la cadencia apropiada, pero sin moratorias torticeras. Previamente seria necesario, como oxigenación democrática, solventar las carencias sistémicas, que reflejan tanto la socialdemocracia como otras corrientes políticas en su funcionamiento interno incumpliendo los preceptos constitucionales que consagran a los partidos como órganos de representación. Se sustituye a la ciudadanía y sus intereses por la voz parcial de un aparato enquistado en los órganos directivos y del responsable del mismo, que convierte el ejercicio delegado en su parcela privativa y su posible mesianismo, o del lobby que lo apoya.

El tono pasional del debate sobre la forma de estado produce aportaciones sorprendentes en un tema que en las filas socialista parece moverse entre la esquizofrenia, la hipocresía y el pragmatismo descarnado. D. Felipe González, habla de “partido accidentalista”. D. Pablo Iglesias (el autentico), no dejaría de mostrarse estupefacto ante tal definición. Agrega D. Felipe, el PSOE del momento era republicano, porque la monarquía era lo que era. ¿Quizás supone el Sr .González que el viejo Iglesias seria valedor de una monarquía con protagonistas como D. Juan Carlos el cinegético, Corinas, Cristina de Borbón, Iñaki Undargarin, los amigos de Sr. de Borbón (casi todos en la cárcel o procesados), yates a escote de empresarios, etc.? Debería releer las actas de la sesión parlamentaria del 10 de enero de 1912…, “No somos monárquicos, porque no podemos serlo. Quien aspira a suprimir el rey en el taller, no puede admitir otro rey”…  La intervención era del diputado D. Pablo Iglesias Pose.

 

 

Acerca de Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
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