Noche y Niebla (A la manera de Jean Resnais) – María Novoa

MEXICOCRÓNICAS DESDE MÉXICO 

MARIA

Noche y Niebla (A la manera de Jean Resnais) – María Novoa

Sobre un paisaje tranquilo, incluso en una pradera con cuervos volando, aún en un poblado al lado de una carretera por donde pasan coches, en lugares con nombres curiosos de santos católicos y de gran simbolismo indígena, poéticos diría yo; en muchas ocasiones son herencias de viejas batallas, como en tantas otras partes del mundo. Nombres como Iguala de la Independencia, cuna de la lucha de liberación colonial contra España (Iguala nombre nahuatl Yohualcehuatl ‘donde serena la noche’); Ayotzinapa (del nahuatl ‘río de calabacitas’), Tixtla de Guerrero, Chilpacingo de los Bravo, Chilota de Álvarez, Tlapa de Comonfort…nombres y lugares que aparecen en los mapas y guías de la república mexicana; pero en ellos la sangre aún no se seca, aunque las gargantas ya se han callado.

A una fosa común le antecede una desaparición forzada y se construye de forma muy similar a un hotel, un rascacielos, o una perforación petrolífera, con inversiones, estimaciones, contando con competencia y con sobornos;  se lleva a cabo como el fracking, la siembra de maíz transgénico, la contaminación ambiental y emocional. Se legaliza con élites políticas corruptas y vulgares que tienen un fuerte sentido de la inmediatez, tal y como lo necesita el sistema al que sirven: ganancias ya, reproducción del capital urgente y a cualquier precio. Una fosa asume como identidad el fascismo político y la justificación de que los ciudadanos son incapaces de autogobernarse; se cava con miedo y con silencio.

Una fosa es hija de una Ilustración fracasada, de la racionalidad en las antípodas de la razón y, finalmente, servidora del nuevo dios, un dios hacedor de fosas. Una divinidad llamada dinero, que en su necesidad de crecimiento incesante, devasta el planeta. La más sanguinaria y brutal deidad que hayamos inventado jamás, no hay sacrificio humano que le llegue. La consecuencia ha sido ocultar nuestra humanidad en lo más recóndito de nuestro ser, para poder cosificarla y venderla como una mercancía, dejándonos desnudos, sin valores; pobres seres temerosos y sumisos del becerro de oro.

En México las personas intentan seguir con sus vidas, ocuparse de su sobrevivencia cotidiana conviviendo con sembradíos de cadáveres; pero la asfixia avanza, el aire es cada vez más irrespirable. No hay escapatoria, Estados Unidos ya no recibe a nuestra mano de obra, no puede absorberla debido a su crisis económica, incluso muchos regresan. Las reformas legislativas llevadas a cabo por una burguesía nacional vinculada a los intereses financieros trasnacionales, y sus fuerzas represivas, incluido el narcotráfico, expropian tierras para venderlas a las empresas multinacionales en nombre de la necesidad ‘inmediata’ que tiene el Estado de financiamiento. Los campesinos pasan a formar parte de la delincuencia, o a crear autodefensas y policías comunitarios para resguardar sus recursos naturales. El conflicto está garantizado y la violencia es atroz por parte de los primeros. El terror vive también en las ciudades y se instala en la mente y en el alma, se hace casi biológico; los desplazados se cuentan por millares, las gentes se esconden en sus casas y dejan de entender la libertad como una condición humana.

El Estado mexicano conoce exactamente el número de importaciones y exportaciones del país, el precio del barril de petróleo, pero no sabe cuántas desapariciones forzadas se producen en un solo año; no sabe cuántas ejecuciones extrajudiciales ha habido en los últimos meses, lo cual nos indica con claridad cuáles son sus prioridades. Ariel Duliztky del Grupo de Estudios de Desapariciones forzadas hacía énfasis, en entrevista con Carmen Aristegui, que en México, en el caso de Ayotzinapa con 43 desapariciones forzadas ni una sola de las 80 personas detenidas está procesado por desaparición forzada; el mismo presidente municipal de Iguala no está acusado de ello.

De la muchedumbre van saliendo constantemente nuevas víctimas, serán desparecidos por error, por casualidad, por sorpresa, y se pondrán en camino hacia los cementerios clandestinos. Una pesadilla continuada, y una sociedad que va tomando forma, que va siendo esculpida por el terror. Si te atreves a preguntar ¿quién es el responsable?, la respuesta es siempre la misma, no hay responsables, no hay responsables, no hay responsables; pero entonces ¿quién lo es?, la gente lo sabe.

De pronto 43 normalistas son desaparecidos, 6 estudiantes son asesinados. Son pobres, indios y quieren ser maestros en las zonas más apartadas y humilladas del país. Provienen de las normales rurales, una creación de la época del general Lázaro Cárdenas en los años treinta del siglo pasado, que han sido golpeadas en las últimas décadas con la intención de desaparecerlas, son dañinas para el México de las élites, crean rebeldes; y entonces se enciende una flama; recordamos, de pronto, que somos Hombres y que necesitamos alivio a toda la desdicha que se encuentra tras la verdad, ya innegable, del mar olor que sube desde el suelo, desde las ruinas de un país destruido por una guerra interna que el Estado ha declarado a su pueblo y que no quiere que trascienda en su auténtica dimensión, para no incomodar a la conciencia del mundo; pero la realidad, ya no puede ser escondida, muestra al Estado en su papel de protagonista  directo, culpable de ser el iniciador y alentador de las masacres en contra de los que estamos enfrente, en contra de los más, a los que se nos ha declarado hostiles por el sólo hecho de estar aún vivos. Pueblo somos todavía, pero totalmente desarmado, un náufrago que ha sido despojado de su esencia colectiva, salvo por pequeñas resistencias aisladas. Una sociedad que pareciera haber perdido la memoria, es decir el presente del pasado sin la cual está desorientado y confuso; que se comporta sin conciencia, es decir sin sentido  del presente; y que no espera ya nada, sin presente del futuro, sin sueños; y cuando todo parecía perdido se mira al espejo que es  el sufrimiento de sus maestros pobres, y comienza, poco a poco, a levantar su grito, y la conciencia ética del país, el movimiento estudiantil, va extendiéndose y ampliándose; y el grito se sube a una atalaya y nos advierte que los verdugos tienen nuestras caras, que esta lucha es contra de nuestros propios miedos, y que en primera instancia la tiene que dar los mexicanos para iluminar la noche y disolver la niebla; pero que es también una obligación de la humanidad responder a ese alarido de auxilio que desde aquí lanzamos. La humanidad no puede ni debe hacerse oídos sordos porque en México no está comprometida la libertad de los mexicanos, sino la del Hombre y por tanto también su salvación  porque nadie nunca, en ninguna época está curado de la peste que produce la vida pudriéndose en las fosas.

Acerca de Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
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