No hay cosa más sencilla que determinar un líder con el dedo. Así nos acostumbró esta democracia española que dejó a los dos grandes partidos políticos funcionar como cajas negras de inescrutables y muy dudosos procesos de selección de dirigentes. Nadie sabe ni sabrá dónde se plantan los líderes, con qué se abonan, las mejores horas para el riego o la dosis de sol necesaria, pero lo cierto es que siempre que se necesita un líder ahí está, talludito y sano como un roble. Por elegancia los partidos que aún gustan de este método deberían usar en la ceremonia una varita mágica. No es que sirva para mucho, pero al menos le da cierto regusto romántico a un acto de un pragmatismo insultante en los entornos democráticos del siglo XXI.
El Partido Socialista fue el primero de los dos grandes partidos de masas en abrir la caja y permitir que los ciudadanos pudieran escrutar su contenido. Incluso dicen que te dejan participar si eres militante. Es un avance democrático sin precedentes en el socialismo posfranquista. Fuera chanzas, la potencia democrática de unas Primarias se demostró no en las federales que dieron el poder a Pedro Sánchez por primera vez, sino en las segundas Primarias, cuando la militancia enfrentada al “aparato” devuelve el poder a Pedro. Un logro de los comunes que causó asombro y admiración (sobre todo al Grupo PRISA y al IBEX) y que será recordado mientras el PSOE siga existiendo.
Ahora le toca al PSdeG. No son las primeras Primarias, pero como si lo fueran. ¿Por qué digo esto? Porque en ellas la militancia socialista gallega se enfrentará por primera vez a la voluntad establecida del aparato. Como aquéllas de Pedro, éstas significan lo mismo: una lucha por la supervivencia de lo nuevo enfrentado a su propio pasado.
Dispone el PSdeG de tres flamantes candidatos: Joaquín Fernández Leiceaga, diputado y portavoz, el mayor de los tres y que suma una gran experiencia tanto interna como parlamentaria. Doctor en economía, viene del BNG donde desarrollo una carrera ejemplar. Es el hombre tranquilo y tiene un poder de análisis enorme, capaz de idear soluciones sensatas a todos los problemas de Galicia. Su defecto quizá sea su incapacidad para convencer a nadie de sus verdades y mucho menos para llevarlas a buen fin.
En segundo lugar tenemos a Villoslada, también diputado autonómico, un joven político con diversa experiencia tanto profesional como política. Es Licenciado en Derecho y fue gerente de la Universidad de A Coruña entre otros cargos de la Administración Pública. Tiene buen discurso y buenas intenciones. Su peor defecto puede ser que no sea ni suyo, pues se trata del exceso de apoyo que le brinda el propio aparato del Partido, que lo pone automáticamente en el punto de mira de todos los agraviados renovadores.
Para terminar está Gonzalo Caballero, militante de base, llegado del mundo de la Ciencia y la Universidad. Es doctor en Economía y doctor en Ciencia Política, tiene diez libros publicados y es profesor en la Universidad de Vigo. Podríamos decirse de él que es el animal político por antonomasia: tiene fuerza, ilusión y un discurso convincente. Su mayor defecto es que el aparato lo considera el enemigo público número uno… y el aparato pesa mucho, que se lo digan a Pedro Sánchez.
Cualquiera de los tres podría ganar y cualquiera de los tres desarrollaría una magnífica labor al frente del PSdeG. La recomendación sería que recordase que tras las Primarias empieza la gran guerra por el Gobierno de Galicia y para vencer a un poderoso PP la única fórmula efectiva será la de una profunda renovación que dote al PSdeG de un equipo nuevo, sin cargas “familiares”, que sepa romper con un proyecto de sociedad innovador y arriesgado, que sepa romper con potencia ideológica e ilusión la deriva derrotista en la que se encuentra el socialismo desde hace años. Todo está por escribir. Sin duda Galicia necesita un PSdeG sano y vigoroso que sirva de alternativa a unos Gobiernos de Feijóo que se derrumban en el agotamiento y la decadencia.
Solo me queda, tras esta pequeña reseña, desear suerte a los tres por igual, porque ganen o pierdan necesitarán mucha buena estrella para enderezar la nave y surcar los mares de nuevo.
(*) Carlos Raya de Blas, empresario, sociólogo especializado en propiedad intelectual y en Islamismo