EN LAS DICTADURAS TAMBIÉN EXISTEN ELECCIONES……José Luis Ortiz Güell

Se habla de democracia porque existe la libertad de expresión, y libre concurrencia de partidos en los que los ciudadanos eligen. Permítanme que les recuerde que en la época de la dictadura de Franco también existían elecciones y  el pueblo votaba aunque parezca extraño, si es asi, pero eso solo era una mera apariencia como es obvio.

Entre 1947 y 1976, se convocan en España tres referéndums, dos elecciones para procuradores en Cortes de representación familiar y ocho elecciones municipales para elegir concejales del mismo tercio, pero los tres referéndums se desarrollan en un clima de ausencia de libertades y de coacción sicológica, y en las elecciones municipales y legislativas el cuerpo electoral resulta bastante reducido.¿ Eso no suena bastante al sistema democrático interno de algunos de los partidos existentes actualmente?

Las elecciones municipales de 1948 plantearon serias diferencias dentro del denominado Movimiento y se procedió a hacer un llamamiento popular, eso si con restricción electoral ya que sólo podían ejercer su derecho los cabezas de familia, la mujer no existía por lo visto; y se enfrentaron candidatos oficiales del Movimiento  y otros que no lo eran ( eso suena aún en estos tempos ¿verdad?), gano  Calvo Sotelo, el oficialista, con 113.456 votos y quedo segundo Barreras, no oficialista,  con 43.707 y un 40 % de abstención.

En 1954 -quizá la ocasión más conocida- una candidatura monárquica compuesta por Joaquín Calvo Sotelo, Torcuato Luca de Tena, Fanjul y Satrústegui se enfrentó a la candidatura oficial y a otra independiente. Los hombres del «Movimiento» obtuvieron entre 233.000 y 223.000 votos, en tanto que los monárquicos consiguieron 54.000 y 51.000 votos. El Gobierno hizo todo lo posible por combatir a los monárquicos con toda su fuerza.

En 1966, se volvió a repetir el intento, pero con resultado muy diferente: con una abstención del 67 % del cuerpo electoral, los candidatos oficiales consiguieron ridículas votaciones que oscilaban entre 22.000 y 7.000 votos, mientras que los monárquicos (que representaban candidatos mucho menos conocidos) no rebasaban los 7.600 en el mejor de los casos.

En las elecciones de 1967 -las primeras celebradas por sufragio directo, aunque no universal- el abanico que se ofrecía al electorado madrileño giraba entre la extrema derecha falangista y algún hombre del régimen matizadamente contestatario como Fanjul o Cantarero y hubo una abstención de un 44 %.

En las elecciones de 1977 las que abrieron la puerta a la democracia votaron un 77´8 % y sólo existió un 22´2 % de abstención y en la del 1982 la participación fue de un 80 % y eso demostró el éxito de la democracia que está en manos de los ciudadanos y del voto.

Este artículo no busca despejar dudas, sino todo lo contrario generarlas a todos los niveles y hacer comprender a la sociedad que quizás lo que no dicen que es no es, al menos tanto como nos lo quieren vender.

Es hora del cambio real y sincero y eso comienza desde el ciudadano sustentado por los pilares de la libertad, igualdad y solidaridad y sino habrá que solicitarlo por los medios que se nos facilite hasta lograr ese objetivo.

Para terminar y a modo de colofón dejo un interesante mensaje de George Washintong.

“La base de nuestros sistemas políticos es el derecho del pueblo a hacer y modificar sus constituciones de Gobierno. La libertad es una especie de ídolo. Al pueblo se le enseña a amarla y a creer en ella, pero ve muy pocos de sus resultados. El pueblo puede moverse libremente, pero dentro de altas murallas. El gobierno no es razón, ni elocuencia, ¡es la fuerza! Como el fuego, es un sirviente peligroso y un amo terrible. Nunca debería ser dejado a merced de personas irresponsable.

La libertad, cuando empieza a echar raíces, es una planta de rápido crecimiento. Errar es natural, para rectificar el error es la gloria.”

 

 

George Washintong

 

Acerca de Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
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