Las lágrimas en la noche, las que se deslizan en silencio por las ajadas mejillas de su cetrina piel hasta perderse en los deslustrados labios donde el carmín se hunde en profundos surcos de ingrata arruga y se diluye como ríos desbordados del cauce, cuyo rastro se pierde en la almohada entre la lánguida lobreguez de una Tiffany, regalo de su último cumpleaños.
El lastimero susurrar del viento, como un aciago presagio, viene a anunciar el ocaso de un sentimiento…, pero en su mente prevalece la fantasía, no se agotan las palabras, ni las sonrisas, ni la complicidad de encuentros soñados, ni se agotan los argumentos para seguir queriendo… amando… posiblemente a quien nunca le quiso… quizás a quien nunca le amó… quizás… quizás… a quién nunca supo de su existencia…
Solo queda el fugaz recuerdo de la caricia sin sello de identidad, las huellas de besos perdidos en la noche sin destinatario real, de promesas hechas en la oscuridad que se diluyen en el amanecer…, conversaciones imaginadas en la soledad de una alcoba vacía… ideales gestados en un mundo de idealismo inverosímil nunca alcanzados…
Existir es la aventura de haber nacido, un incidente sin que nadie te garantice que vayas a caminar… donde vivir es olvidar el ayer, estar en el hoy y en la nada del mañana…
Y te miras y de repente te das cuenta que no se vive para siempre, que morir no es nada, que ni miedo te da, pese a que amas la vida y al amor que te has inventado… y en ese transcurrir de desventuras…
Cuántas cosas te gustaría haber hecho que no hiciste…
Qué cosas te gustaría haber tenido que no tuviste…
Cuántos ideales se han quedado en el camino…
Cuánto amor por vivir…
Cuánto por recibir…
Cuánto por compartir…
Todo cambia en un instante… Nunca se debieran aplazar los buenos propósitos… puede que un minuto después ya sea demasiado tarde.
El tiempo…
… es como el viento, no lo podemos atrapar
… es como el agua, siempre encuentra una grieta para poder liberarse
Y en el umbral de la desesperanza aún se piensa en lágrimas de dicha perdidas en la locura de las emociones.
No puede el maléfico seccionar las alas para que los sueños dejen de volar.
¡Quizás! ¡Quizás…!
Solo queda recoger las efímeras cenizas de un amargo caminar.
Y en el silencio del acto final se cierran las puertas del corazón y las ventanas del alma.
Nadie sabrá jamás qué pesar provocó tan lastimero daño.Arrancar —quisiera— del pecho tan espectral dolor y —en homenaje— depositarlo en el altar de los desamparados.
La mirada del ensueño se vela… los estertores estremecen el alma… De la noche fría al gélido mármol, mientras la luna llena ya no proyecta la alargada sombra del sufrimiento… y las yemas, de sus torpes dedos, que en sueños acariciaban su piel, acarician el frío mundo de las tinieblas…
… y en las noches de luna llena siempre se escucha la misma canción…
Por el camino del silencio
y dos noches sin viento
sin lluvia ni lamento…
En el etéreo espacio sideral
el aleteo de su vuelo
le invita a dejar el cuerpo…
Quizás… Quizás…
*Dalia Koira Cornide, Licenciada en Pedagogía.