NOMBRANDO TORMENTAS.-José María Barja Pérez*

A finales de marzo vivimos el paso de un temporal que fue rotulado Hugo en los medios, una semana antes de que tal nombre fuese asignado por los servicios meteorológicos. Como muy bien quedó escrito «no dirás el nombre de la borrasca en vano» pues sino la utilidad de rotular una borrasca profunda desaparece. El acuerdo, establecido el pasado mes de diciembre, entre los servicios de meteorolo­gía de España, Francia y Portugal incluía una lista de 21 nombres «en formato cre­mallera» de la que ya han usado los ocho primeros. No parece haber quedado muy claro el proceso de asignación lo cual, seguramente unido a carencias de medios económicos, propicia que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) haya tuitea­do desmentidos con faltas de ortografía incluidas. Aunque es más grave la errata en el título de su página web en donde explican el acuerdo, con el escudo del ministe­rio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente en cabeza. Ponen un acrónimo erróneo, IMPA, para el socio portugués, aunque luego en el texto aparece el correcto, IPMA, Instituto Português do Mar e da Atmosfera.

Fue pionera asignando nombres «la Universidad Libre de Berlín [que] ha estado bautizando a [todos] los anticiclones y borrascas desde el año 1954», mientras el nuevo sistema en el que está AEMET «pretende dar nombre solo a las borrascas profundas que potencialmente puedan producir importante impacto en bienes y personas.» Aunque en una época en la que están disponibles representaciones gráfi­cas de los vientos en tiempo real, la disputa nominativa es anecdótica o como seña­la Antonio Rico «la tontería más gorda del año.»

Datos:

  • Tal vez sea Earth la mejor de las visualizaciones «de las condiciones climáticas globales, gene­rada por modelos numéricos empleando superordenadores y actualizado cada tres horas.» El diseño de Cameron Beccario añade un fuerte valor artístico a una representación gráfica de valo­res de parámetros físicos relacionados con la meteorología.
  • La idea de nombrar los vórtices (tanto los altos como los bajos) fue propuesta en 1954 por Karla Wege, estudiante en el Instituto de Meteorología de la Universidad Libre de Berlín y luego infor­madora meteorológica en el canal ZDF de la televisión alemana. Usaban nombres femeninos para las bajas presiones y masculinos para las máximas, usando listas alfabéticas de hasta 260 nom­bres. Hasta la década de los 90, ello fue utilizado exclusivamente por los periódicos de Berlín, las estaciones de radio locales y los medios de televisión; pero algunas tormentas severas populariza­ron esa práctica, usada desde entonces por los medios alemanes. En 1998 se debatió si había dis­criminación en nombrar el «buen tiempo» (los máximos) con nombres masculinos y el «mal tiem­po» (los bajos) con nombres femeninos; se resolvió empleando en años impares los nombres mas­culinos para los bajos y los nombres femeninos para los altos, y viceversa en años pares. Fue en noviembre/2002 cuando nació Aktion Wetterpate (“Apadrina un Vórtice”) que va asignando nom­bres a partir de los sugeridos por el público, pagando tarifas por ambos procesos. Ello produce un ingreso regular que mantiene el Servicio de Observación de Estudiantes en Berlín-Dahlem. Preci­samente el Hugo que nos asignaron, se llamaba Carola en la versión de la Freie Universität Berlin.
  • La borrasca David, nominada por Meteo France el 17/enero de este año, aquí pasó desapercibi­da porque en sus brutales efectos en el norte de Europa fue reseñada como Freiderike (y calificada como «ciclón atlántico extratropical»). La borrasca Carmen, asignada por los franceses el 1/enero, provocó que cerca de 40.000 hogares quedaran sin electricidad en la Bretaña francesa, moviéndo­se luego hacia Alemania. Dada las fechas navideñas, la borrasca Bruno (26/diciembre/2017) recibió escaso tratamiento mientras Ana (10/diciembre/2017) había sido calificada de «primera borrasca con DNI.»
  • En el mes de marzo se nombraron las borrascas Emma (1/marzo), Félix (7/marzo), Gisele (12/marzo) y Hugo (22/marzo). Esta última provocó «vientos de 130 km/h en Viveiro y 174 inci­dencias en Galicia» y aunque en Coruña «colapsa los bomberos sin causar daños graves», Meteo­Galicia difundió imágenes de satélite que mostraban que su centro estaba «sobre o golfo de Biscaia e continuará o seu movemento cara ao leste», como habían previsto en Berlín para el Carola y como se podía ver en Earth. Pero ya la semana anterior la prensa recogía que «en relación a Hugo, como ha dado en llamarse esta nueva borrasca de lluvia y viento,» había producido 400 incidencias en Andalucía siendo «Cádiz, la provincia andaluza más afectada por el temporal Hugo», y que «la ola de frío siberiano se acerca a España.» Sólo les faltó rememorar que en septiembre/1989 el huracán Hugo devastó Puerto Rico y Carolina del Sur y ese nombre fue retirado y sustituido por Humberto, Hanna, Hercules,…
  • Es un tópico que los acrónimos cortos no son unívocos para identificar organismos y así se encuentra que IMPA es el Instituto Nacional de Matemática Pura e Aplicada de Brasil, pero también International Maritime Pilots’ Association, Indiana Municipal Power Agency, International Motor Press Association, International Marine Purchasing Association o Intelligent Multi-Port Adapter.
  • El BOE utiliza acrónimos para referirse a los ministerios, empleando APM para el de Agricul­tura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, cuya actual titular es Isabel García Tejerina, aun­que para el ciberespacio ellos emplean mapama.
  • Ya en marzo/2014 escribía Manuel Rivas, en el artículo Vivir en el temporal, sobre los sucesivos temporales (Dirk, Erik, Anne, Petra, Ruth…, Cristina) que golpeaban a Costa da Morte. Reflexionaba: «La gente ha encontrado en el nuevo lenguaje una explicación convincente: la ciclogénesis. Con más entusiasmo aún: la ciclogénesis explosiva. Un término científico convertido en superstición popular. Porque la ciclogénesis denomina el origen del ciclón, pero no el efecto.» Y también en otro de enero/2013 titulado El temporal reseñaba «mientras el periodismo en general está en crisis, la información meteorológica se gana la atención de la audiencia con calidad y espectáculo.»
  • Incluso una página especializada recordaba que «de nuevo la ciclogénesis explosiva nos inun­da de titulares inexactos, incorrectos y absurdos», justo cuando «por primera vez AEMET haya bautizado oficialmente a esta primera borrasca intensa del invierno meteorológico con el nombre de Ana.»
  • *José María Barja Pérez, profesor, ex rector de la UDC

 

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