Hay una diferencia entre ser pelirroja… y ser pelín roja.
Miss Mary la pelirroja, nació unida a un cordón umbilical de oro del que jamás se separó. Su madre, Lady Masmillonariaquenadie, le regaló una Disneyvida. Le compró unos estudios superiores que nunca realizó. Le subvencionó un atractivo físico, con el que no nació, en varias clínicas de carísima belleza. Le regaló un coche deportivo de color rosa, con el que se paseaba por la vida de fiesta en evento lúdico, de revista del corazón en revista de moda. Y como no le “llenaba” todo lo que tenía, su madre le compró una novela cuya autoría, propiedad de una joven becaria de periodismo, se atribuyó por un par de lingotes de “morro”. Pero Miss Mary la pelirroja se aburría mucho y se sobrecargaba de alcohol… y otras “alegrías”. Una madrugada, después de celebrar su treinta y tres cumpleaños, regresaba en su deportivo a su lujoso hotel, cuando se salió de la carretera y se cayó por un acantilado… de la Riviera Francesa.
María Solo la pelín roja, había nacido en el portal de un bloque de viviendas sociales, de los que su madre era portera y limpiadora. Tenía cinco hermanos pequeños a los que cuidaba. Su madre y su “inexistente” padre, le regalaron una vida de sacrificio y una responsabilidad que no correspondía a una niña de su edad. Nunca tuvo una bicicleta, nunca fue a ninguna fiesta… y no pudo ir a la universidad, hasta que sus hermanos comenzaron a volar. Y, al tiempo que trabajaba, comenzó a estudiar y estudiar… y a los treinta años se graduó como periodista. Trabajó en varios periódicos maquillando mentiras y mediocridad, y escribió una novela para una niña rica, que solo sabía juntar dos veces la m con la a. Un día se colgó del alma su mochila, su ordenador y su cámara… y se marchó lejos, muy lejos, en donde la miseria, la injusticia y la guerra, campaban a sus anchas… y ella fotografió y denunció. Trabajaba sin horarios ni rutas, porque todas las horas y todos los lugares estaban impregnados de dolor. Iba de poblado en chabola, de dispensario improvisado en hospital infectado, narrando y fotografiando lo que allí se vivía: enfermos terminales a los que se les inyectaba agua para mitigar su dolor. Niños desnutridos a los que vacunaban y daban de comer con la misma jeringuilla, mujeres y ancianos que no podían empuñar un arma y eran exterminados. Un día, en que celebraba su treinta y tres cumpleaños retratando la miseria cotidiana, regresaba a su poblado y se topó con un camión cargado de “soldados” rebeldes armados. La violaron, le pegaron un tiro en la nuca… y despeñaron su pequeña moto por una montaña… de África.
Miss Mary la pelirroja… y María Solo la pelín roja, llegaron juntas a la puerta del Cielo. Esperaban pacientemente, cuando la enorme puerta blindada se abrió… y un enorme lobo blanco apareció ante ellas y se les acercó. Primero se dirigió a Miss Mary la pelirroja, la olfateó, agachó su cabeza en señal de sumisión y le señaló la puerta para que entrase. Después se dirigió a María Solo la pelín roja, la rodeó y la olfateó, enseñó sus afilados dientes en señal de desaprobación, se dio la vuelta… y desapareció tras la puerta. Y María Solo la pelín roja se quedó allí sin poder contemplar, una vez más, la sonrisa… de Dios.
Hay una diferencia entre ser pelirroja y ser pelín roja… y esa diferencia está en el olor. Miss Mary la pelirroja se perfumaba con Eau de Poder. Y María Solo la pelín roja con Eau… de Sudor.
Copyright- María Purificación Nogueira Domínguez.
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