ACRÓNIMOS COTIDIANOS.-José María Barja Pérez*

Al anunciar los nuevos modelos de billetes de 100 € y 200 €, que entran en circu­lación el 28/mayo/2019 (dos días después de las elecciones europeas), llama la atención los 10 acrónimos del Banco Central Europeo. Apenas nos fijamos en ello y sobre todo, es difícil recordar a que idioma pertenece cada uno de ellos; incluso des­cubrir que, además de en polaco, se acentúan consonantes en otros idiomas de nuestro continente. Claro que tres letras para una sigla son pocas para distinguirla de otras y se acumulan los significados diferentes para un mismo acrónimo.

Cuando se emplean comercialmente las siglas, la necesidad de especialización lingüística de sus inventores es cada vez más acuciante. Por ello queda claro que existe la profesión de nombrador (un buen adjetivo para los especialistas en bran­ding) que evitará bochornosos nombres comerciales, que en muchas ocasiones han tenido que ser reinventados.

Datos:

  • Los acrónimos de Banco Central Europeo han aumentado hasta 10 (de los cinco de la versión del 2002 y los nueve de la del 2013; los diez ya aparecen en la serie Europa de los billetes de 50 € fechada en 2017). Son BCE (español, francés, italiano, irlandés, portugués y ruma­no), ECB (ale­mán, checo, danés, eslovaco, esloveno, inglés, letón, lituano, neerlandés y sueco), ЕЦБ (búlgaro), EZB (alemán), EKP (estonio, finés), EKT (griego), ESB (croata), EKB (húngaro), BĊE (maltés), EBC (polaco). Cualquiera apostaría que una consonante acentuada correspondería al polaco… y falla­ría, pero la variedad lingüística europea produce esas diez siglas. Esa lista apa­rece verticalmente en el anverso del billete concluyendo con el año de primera emisión, 2019 (frente al 2013 de los anteriores billetes de euro de la serie Europa, donde no aparecía ESB pues Croacia se incorporó en julio de ese año).
  • Entre los múltiples significados del acrónimo ESB aparece uno en francés encéphalopathie spongi­forme bovine (encefalopatía espongiforme bovina, la enfermedad de las vacas locas) y, en el Reino Unido, un tipo de cerveza fuerte. El nombre de la moneda aparece en los tres alfabetos oficiales de la Unión Europea (latino, grie­go y cirílico): EURO, ΕΥΡΩ y EBPO.
  • Los países que están “obligados a unirse al euro” ahora son Bulgaria, Croacia, Hungría, Polo­nia, República Checa, Rumania y Suecia, mientras Dinamarca y Reino Unido no lo están. Incluso está establecido el MTC II “el segundo mecanismo de tipo de cambio” para mantener más esta­bles los cambios del euro con las monedas de algunos de los estados de la Unión Europea que aún man­tienen sus propias monedas (por ejemplo la corona danesa). En España, para adaptarse al marco legal de producción de billetes en Euros, en noviembre/2015 se constituyó IMBISA (Imprenta de Billetes S.A.), participada en un 80% por el Banco de España y en un 20% por la FNMT-RCM (Fábrica Nacional de Moneda y Timbre – Real Casa de la Moneda).
  • El orden que utiliza la UE para dar la lista de países está fijada, para lo cual emplean también el orden alfabético de los nombres en su lengua original. Precisamente con el inverso de ese orden se asignó la letra que codifica al país emisor de los billetes de euro (asignándole como valor el siguiente a la posición de dicha letra en el orden lexicográfico): Z Bélgica (valor 27); Y Grecia (26); X Alemania (25); W Dinamarca (24); V España (23); U Francia (22); T Irlanda (21); S Italia (20); R Luxemburgo (19); P Países Bajos (17); N Austria (15); M Portugal (14); L Finlandia (13); K Suecia (reserva); J Reino Unido (reserva); H Eslovenia (9); G Chipre (8); F Malta (7); E Eslovaquia (6); D Estonia (5); C Letonia (4); B Lituania (3). No se emplean I, O ni Q (para evitar su confusión con 1 o 0); se intercambió el orden de Grecia (Ελλάδα) y Dinamarca (Danmark), porque la W no es una letra griega; tras Finlandia (Suomi), se mantienen reservada letra para Suecia y Reino Unido; a las posteriores incorporados a la UE les asignaron las letras disponibles (y tal vez a Croacia le corres­ponda la A, con valor 2, si termina por incorporarse al euro).
  • Ese valor asignado a las letras que aparecen en los códigos impresos en cada billete (la primera identifica al país, mientras la segunda identifica la serie del billete) son empleados para el cálculo del dígito de control del código. En efecto, ese último dígito impreso en la numeración del billete es el que determina que el código, transformado las letras en valor numérico como se ha detalla­do, sea un múltiplo de nueve. Aunque aquí “la regla del nueve” (según el DLE “prueba del nue­ve”) ha desaparecido del curriculum escolar, el casting out nines es empleado en el mundo anglo­sajón y fue lo que inspiró esa codifica­ción. En el ejemplo del nuevo billete de 100 €, mostrado en la presentación, aparece impreso en el reverso el código SC3002913606. Ello indica que se trata de un billete emitido por Italia (la S que sustituiremos por 20), de la serie C (letra que se sustituye por 4) y así se obtiene un número de trece cifras, 2043002913606. La verificación de que ese es un múltiplo de 9 es tan simple como suprimir los dígitos 0 y 9 (nos queda 24321366) y sucesivamen­te suprimir grupos de sus dígitos que sumen 9: en este ejemplo 2+4+3 y 3+6, lo cual nos deja 216 que finalmente, como sus cifras suman 9, nos confirman que es un código de billete correcto. Un efecto lateral de ese algoritmo de codificación es que los números de dos billetes consecutivos se diferencian en 9.
  • En los procesos de fusión de las Caixas gallegas vivimos un ejemplo de un mal diseño de acró­nimos con aquel NCG, que señalaba estreñimiento, junto con el hecho que Nova, en boca de un castellano hablante, sugiere «no fun­ciona», en vez de su connotación latina de novedad. Incluso la otra entidad creada mantiene un logo que gallegos y lusos leen como “mo levo”, excesiva defini­ción de “banca inteligente.”
  • Como se puede leer en elnombredelascosas.com, marcas como Faunia, Amena, La casa encendi­da, Opencor, … fueron creadas por el poeta Fernando Beltrán. Aunque parezca novísima profesión, ya en 1988 William Gibson describía el trabajo de un creador de nombres: « … había tantas empresas que los buenos nombres ya habían sido utilizados. Tenía un ordenador que cono­cía todos los nombres de todas las empresas, otro que construía palabras que se pudieran utilizar como nombres, y otro que verificaba que los nombres inventados no dijeran “gilipollas” o algo así en chino o en sueco. » [William Gibson Mona Lisa Acelerada (1989) Minotauro p 136].
  • La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) acaba de aprobar una reso­lución de obligado cumplimiento para que antes de seis meses los grupos energéticos diferencien la denominación y los logotipos con la que ofrecen tarifas reguladas frente a las del mercado libre. Así Gas Natural Fenosa, rebautizada como Naturgy (tal vez por Natural Energy) cambió en enero la denominación de su filial de distribución de gas, que pasó a denominarse Nedgia, mientras la de distribución de electricidad será UFD (Unión Fenosa Distribución).
  • Como relataba Manuel Rivas en su discurso de ingreso en la Real Academia Galega [A boca da literatura. Memoria, ecoloxía, lingua, 12/diciembre/2009, pg 16] en pleno Castro de Elviña «Había un sinal cunha lenda inequívoca: Peligro de muerte. Víase unha silueta humana e un lóstrego que a fendía. […] Eu o que tiña claro naquel tempo era que os celtas morreran electrocutados. Tese que se ratificou a pri­meira vez que oín a compacta expresión de “forzas eléctricas do noroeste”

El 27/septiembre es el Final de la Guerra de Independencia de México pues en 1821, con la entrada en Ciudad de México del ejército dirigido por Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, se consuma su independencia de España (la celebración oficial se hace el 16/septiembre pues, en tal día de 1810, Miguel Hidalgo recitó el Grito de Dolores, alentando la rebelión).

*José María Barja Pérez, ex rector de la UDC

 

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