“Era un niño que soñaba un caballo de cartón. Abrió los ojos el niño y el caballito no vio” (Antonio Machado).
Cuando era una niña… soñaba que en Diciembre vendría Santa Claus, cargadito de regalos a perfumar la Navidad. Y en Enero, si era obediente, volvería a tener regalos… de los Magos de Oriente. Pero, una noche, unos hombres sombra la despertaron de sus sueños, le escupieron en la Ilusión, y le dijeron, fanfarrones y perversos, que no habría regalos ni en Diciembre ni en Enero, porque sus padres estarían en el paro obrero y no tendrían ni para pan… Y se llevaron sus sueños, envueltos en papel de celofán. Aquellos buitres carroñeros … eran los Ladrones de Sueños.
Cuando la niña fue una joven inocente… soñaba con un gran amor. Un romance maravilloso que la convertiría en hada y volaría de flor en flor. Pero, una noche, volvieron los hombres sombra… y le dijeron que si se equivocaba de duende de amor, éste la secuestraría, la maltrataría, e incluso la mataría. Y ellos no harían nada… para corregir su error, y la dejarían en la más absoluta indefensión frente a su agresor. La joven inocente les dejó llevarse sus sueños, y guardó su romanticismo en una caja de latón. Aquellos cómplices de corazones pequeños… eran los Ladrones de Sueños.
Cuando la joven fue mayor… soñaba con un mundo igualitario, donde todos tuviesen un trabajo digno, una casa y un hogar, todos los acentos fuesen un solo canto, todas las pieles tuviesen el brillo del mismo sol, y todas las creencias y todas las ideas, tuviesen el mismo calor. Un lugar donde el aire que se respirase oliese a fraternidad, y la libertad fuese patrimonio de cada uno y de toda la Humanidad… Pero, una noche, llegaron los hombres sombra y su tiranía sometió a la mujer, a su familia, a sus amigos, a sus vecinos, y a todos los demás. Y la igualdad se convirtió en totalitarismo, la fraternidad en odio y muerte, y la libertad mutó en esclavitud. Aquellos dictadores de pronósticos nada halagüeños… eran los Ladrones de Sueños.
Y la mujer no volvió a soñar, se dejó caer en un profundo sometimiento, se acostó en la cama del desaliento… y ya no despertó jamás.
– Abuela, no quiero dormir… porque si vienen Los Ladrones de Sueños, me quitarán las ilusiones, me secuestrarán , me someterán, y… y… no quiero dormir nunca más.
– No, querida niña, no les vamos a dejar… Cuando llegaron Los Ladrones de Sueños robaron a mucha gente, pero… algunos se resistieron y ellos no lograron llevarse sus sueños. Y siguen aquí, luchando contra esos depredadores, esos delincuentes, esos abusadores. Y siguen manteniendo sus sueños, no les dejan engordar con ellos, no les dejan crecer… y puede que algún día les lleguen a vencer. Nosotros somos los dueños de nuestros sueños, de nuestro bienestar… y no podemos permitir que esos caciques, esos tiranos, hombres oscuros… nos roben nuestra onírica identidad. Por eso, querida niña, cuando oigas siniestras pisadas en tus sueños, levántate de la cama, ponte en pie, guarda tus sueños en la mano, luego cierra el puño muy fuerte… muy fuerte, levanta el brazo… y grítale a sus mezquinas sombras: ¡Podréis robarme la vida, pero mis sueños… ni de broma!… Y se irán… se irán.
“ Cuando la ciudad pinte sus labios de neón… subirás en mi caballo de cartón. Me podrán robar tus días… tus noches no” (Joaquín Sabina).
Copyright- María Purificación Nogueira Domínguez.
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