El cenit del saber está en el conocimiento relacionado con lo inmutable y lo universal. De vez en cuando sería útil volver la mirada —no con nostalgia, pero sí con interés— hacia un pasado que por pasado no tuvo que ser mejor, pero puede darnos la clave para renacer de nuestras cenizas como el Ave Fénix, aunque esto suceda cada quinientos años y el desvanecimiento cultural y decrépito en valores en el que estamos inmersos, retomara las riendas del saber, cuando lo trivial cotiza al alza, frente a la ética, la equidad, la honradez, la verdad… valores que deberían caracterizar las acciones del ser humano por su naturaleza. Y llegado a este punto nos preguntamos —cuestionamos— ¿Qué es la naturaleza humana? ¿Es la bondad o la maldad atributo innato en el ser humano? Hobbes y Rousseau sostuvieron teorías antagónicas, mientras para el primero, el hombre era malo por naturaleza, para el segundo, la naturaleza del hombre es de bondad y empatía… Posiciones antagónicas.
Renacer procede del latín, mediante un prefijo de reiteración ‘re’ y del verbo ‘nascor’, —presente de infinitivo ‘renasci’—: renacer, volver a la vida, cobrar existencia…
Al hablar del término ‘renacer’ no estamos refiriendo algo muerto y que vuelve a la vida, sino un estado de adormecimiento desprovisto de cierta vitalidad y que aquello —material e inmaterial— renace y adquiere vigencia y utilidad gracias a mentes privilegiadas e inquietas que por ‘el saber’ retoman el clasicismo como inspiración para plasmar una impronta que marcará un nuevo pensamiento. El Renacimiento es un ejemplo de ello.
No se pasa de una época a otra de la noche para la mañana, teniendo en cuenta los siglos y las raíces afincadas por el Medievo. Uno no se acuesta medieval y se levanta renacentista, como si se acuesta monárquico y se levanta republicano. La transición siempre está marcada por relevantes acontecimientos que cambian paulatinamente el rumbo de la historia. Una mirada inquieta hacia los valores culturales griegos y latinos y una forma más libre de ver la naturaleza después de varios siglos de una dogmática y rígida mentalidad inculcada por el largo período que supuso el Medievo… da paso a planteamientos y a nuevas formas de ver al ser humano y al mundo a través de diversos campos: el arte, la filosofía, las ciencias, la política…
Dos significativas fechas marcaron el comienzo de un innovador período llamado Renacimiento: la conquista de Constantinopla por los turcos —1453— o la llegada de Colón a un desconocido continente navegando hacia el Oeste —1492— que cambiaría para siempre la percepción del pensamiento. El primer acontecimiento supuso la emigración hacia Italia de intelectuales griegos y el segundo desbarataba el concepto de ‘planitud’ de la Tierra.
Cuando viajamos en el tiempo a esa antigüedad fascinante, dos grandes civilizaciones mediterráneas nos salen al paso, el conquistador… conquistado: Roma conquistó Grecia, pero Grecia cautivó a Roma. En versos de Cicerón: ‘Graecia victa ferum victorem vicit’. Grecia nunca desapareció —a diferencia de lo acontecido con otros colonizadores posteriores—, Roma legitimó su recuerdo, fascinada por la belleza de su Arte, por su Filosofía, por la musicalidad de un idioma concebido para la razón, deleitada por su poesía, por su teatro… Roma, dominó el Mediterráneo por la fuerza y expandió el potencial de su civilización a todo el mundo entonces conocido. Un inesperado obsequio para la cultura de occidente, no solo con sus espectaculares obras de ingeniería, sino también en la implantación del latín —el latín vulgar— como lengua oficial del imperio.
La Filosofía nace en Grecia en la ciudad de Mileto, por su situación geográfica y estratégica. Es un intento de argumentar racional al margen de la intervención de los dioses. Su desarrollo está ligado a la organización política y al auge económico. Nace del ocio: tiempo de ocio para pensar y dar un enfoque racional a la existencia del ser humano. Es Grecia la cuna de la Democracia del mundo Occidental. Crea los Juegos Olímpicos, se estudia Filosofía, Literatura, Historia, Ética, Política, Matemáticas…
Después de varios siglos de oscurantismo, un revolucionario movimiento toma el nombre de Renacimiento cuyo inicio se data en 1401, con el nacimiento de Nicolás de Cusa y su final en 1600 con la muerte de Giordano Bruno en la hoguera.
Un acontecimiento —invención—que hizo posible difundir con más dinamismo la cultura y generó el abandono paulatino del latín a favor de las lenguas vernáculas, surgió en 1448, fecha que marcaría un antes y un después en la difusión de la cultura: Gutenberg y su imprenta, lo que facilitó la reproducción de libros abaratando su adquisición.
Después de varios siglos del oscurantismo —Medievo— se presenta un ‘renasci’ en todos los órdenes… en todos los ámbitos del saber. Interesa el estudio y el conocimiento de autores clásicos como Platón y Aristóteles en el campo de lo filosófico, en matemáticas y astronomía como Arquímides, Ptolomeo… La unidad medieval basada en lo ‘teocéntrico’, no se mantendrá a partir del Renacimiento, sino que se impondrá el ‘antropocentrismo’: el hombre responsable de su propio destino —como centro del universo—. Esta subjetividad humana da paso a la exaltación de la razón, un atributo específico del hombre con autonomía frente a arraigadas tradiciones religiosas.
Hacia un universo infinito, Giordano Bruno —1548-1600—, personaje de pensamiento creativo y espíritu libre, contemporáneo de Kepler y Galileo, se atrevió a ‘ficcionar’ el cosmos a partir de unos apuntes de Copérnico. Su creencia y teoría sobre la existencia de innumerables planetas como la Tierra y otros astros como el Sol… le condujeron a la quema pública, hace 419 años, sentencia firmada por Clemente VIII.
El siglo XVI fue testigo de grandes cambios en una Europa, escenario trágico de guerras de religiones. El descubrimiento de América abre el camino a la depredadora empresa de la colonización… El Estado Moderno sigue su difícil consolidación, en tanto el dominante mundo medieval entra en una irreversible crisis dando paso a un nuevo sistema del saber. La Tierra orbita, el universo es infinito… Como atributo del hombre: la exaltación de la razón.
Enriquecedora siempre es la resurrección de la inquietud que revoluciona el saber, donde el ser humano se revaloriza y, a través del librepensamiento, da lugar a un nuevo humanismo que retorne al estudio de las Humanidades y a un análisis objetivo del poder político alejándose ideológicamente de los totalitarismos, con independencia de su color, porque en cualquiera de los casos no son éticos ni morales.
*Dalia Coira Cornide es Licenciada en Pedagogía