EL BAR…María Purificación Nogueira Domínguez

Entreabrió la puerta y asomó la cabeza con cierto recelo… El bar estaba repleto de rostros coléricos, mentes vacías, seres de dudosa humanidad, completamente ebrios de poder y dinero, acompañados por un olor nauseabundo a barrica vieja de intolerancia, violencia y oscurantismo. Unos celebraban su existencia y otros se dejaban arrastrar por aquella atmósfera etílica y degradante, que iluminaba la oscuridad de aquel putrefacto local.

En la barra… un señor, vestido totalitariamente de traje y corbata azul, manipulaba su calculadora y sumaba intereses a la dignidad que restaba su negocio. Detrás de la barra… otro señor, uniformado de traje verde, mesaba sus medallas, al tiempo que sus botas militares se cuadraban al paso de cada botella que descorchaba. Delante de la barra… un tercer señor, vestido con una larguísima falda y camisa negra adornada con un alzacuellos blanco, dirigía palabras de aliento a los bareños allí concentrados, para que, sus hígados encharcados de egolatría, siguiesen consumiendo la gloria… que les había sido otorgada por designación divina.

Ella entró discretamente en el local, con la cabeza muy alta, bellísima, vestida con una túnica blanca de finísimo lino y perfumada con fresca agua de colonia, se dirigió a la barra y se sentó en un taburete, al lado del señor de azul, el dueño. A continuación, miró al señor de verde, el de las medallas, y con una tenue sonrisa le pidió un agua mineral, sin gas, sin impurezas, limpia y sana.

El señor de azul, el señor de verde, el señor de la falda negra, y los bareños, en segundos, rodearon a la mujer, y entre carcajadas y gritos de: ! Aquí no se admiten mujeres, aquí no se bebe agua, zorra! Y con el odio de sus pupilas… la invitaron a salir de allí.

La bella y distinguida mujer, salió del cerco de aquellas salvajes criaturas, se dirigió a una pequeña puerta, que daba a un sótano oscuro y frío con olor a esclavitud, a miseria, a muerte… y la abrió. Inmediatamente… empezaron a salir los obreros que se encargaban de fabricar el alcohol. Desnutridos, sucios, heridos, arrastraban las cadenas que llevaban en los tobillos y corrían atropelladamente buscando la puerta de salida, la luz del sol… la vida.

La bella y distinguida mujer, miró a las salvajes criaturas, y les dijo: “ He venido a finiquitar vuestro negocio… a cerrar este bar”. Les dio la espalda, salió y se unió a los obreros jaleando al viento el dulce olor de la Libertad. Aquella mujer se llamaba Democracia, tenía acento de Pueblo… y era española.

Cuarenta años después…
Dicen por ahí las almas perdidas en el Infierno, que el señor de azul, el señor de verde, el señor de la falda negra, y los bareños, están buscando un local para abrir… otro bar.

( Así que… toma nota: ¡ SI VIVES… libre, NO CONDUZCAS… a ese bar!)

Copyright- María Purificación Nogueira Domínguez.

Acerca de Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Esta entrada fue publicada en ARTÍCULOS DE OPINIÓN. Guarda el enlace permanente.