La eminencia de Oscar Wilde y genialidades como “no hay nada como el amor de una mujer casada; es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea” o “la única manera en que un hombre debe comportarse con una mujer es: haciendo el amor con ella, si es guapa, o con otra, si es fea”, no son muestra más que de ese repulsivo ejemplar de macho y machismo que hay que combatir en post de la igualdad.
En ese caso la disculpa, si es que cabe, es que proviene de una sociedad del siglo XIX. Más preocupante me parece que líderes como Donald Trump que se burla de las personas discapacitadas, trata a las mujeres como muñecas sexuales, que está suprimiendo el derecho del aborto; Vladímir Putin que exhibe su masculinidad asumiendo la violencia domestica como no contraria a la ley y discriminando a los homosexuales y que promueve la fuerza como el motor del Estado; Orbán en Hungría y Duda en Polonia, que siguen semejantes principios arcaicos e inasumibles, y un largo etc… que no debemos desdeñar.
Los hay escritores como Yann Moix redujo a la mujer a su cuerpo y sus orígenes al declarar públicamente que el cuerpo de una mujer de cincuenta años no es nada extraordinario, en cambio, el de una de veinticinco sí lo es, al que sugiero boicotear sin contemplación alguna; el ensayista indio Pankaj Mishra que sigue derroteros similares humillando a la mujer; Jordan Peterson, neurocientífico y autor de libros de autoayuda que afirma argumentos como “El espíritu masculino está siendo atacado” y hace referencia al caos femenino.
Esa lista se podría extender a todos los ámbitos de la sociedad. Desde esta columna propongo el boicot y la guerra manifiesta contra tendencias similares y así abogar por la IGUALDAD y la consecución de los derechos de la mujer.
Unámonos todos , esos hombres que creemos en la igualdad a la lucha de esas valientes que a pesar de todas las barreras y dificultades siguen poniendo no sólo la voz, sino la fuerza hasta exponerse ellas mismas.
Ciertamente los hombres nacemos, machos, pues es la denominación genérica de la evolución, pero tenemos que aprender a ser verdaderas personas, verdaderos hombres. Gran parte de los hombres se ven afectados por esa masculinidad tóxica que humilla, oprime y mata a la mujer de múltiples formas.
El último ejemplo de ello esa mujer a la que se le abocado al suicidio y todo ello empleando el simple whassap y la difusión de un video íntimo y tantos similares, algunos que desgraciadamente afectan hasta menores.
Los hombres debemos desafiar a machos y a ese machismo si pretendemos generar una sociedad más justa, una sociedad mejor y para ello siempre contaremos con la inestimable ayuda y apoyo de la mujer que se tenga en la mano, desde las protestas, las urnas y hasta el boicot a los intereses de ese machismo.
El machismo no deja de ser más que la venganza del macho, de esas personas y de la acusadora debilidad de su personalidad, un maloliente odio de la inferioridad de los que presumen de ello.
Ahí radica la diferencia entre machos y machismo y la igualdad en la diferencia de la autoestima de la igualdad frente al narcisismo del patriarcado y el machismo.
Personalmente yo soy uno de los que se adhieren a la lucha por la sensatez y la razón frente al primitivismo y de la sinrazón del patriarcado y desde aquí grito : ¡Pido perdón por ser hombre!
*Jose Luis Ortiz Güell, funcionario