El miedo no tiene identidad corpórea, no tiene pies ni zapatos, pero  donde pisa deja una gigantesca y desoladora huella. Adopta múltiples formas para hacerse sentir… y muy pocas para ser destruido. Tiene muchos recursos, es inteligente, no tiene escrúpulos, y no está solo. Detrás de él… desfila un despiadado ejército de soldados:

• Los Creadores de Miedo: Son los que en sus universales fábricas crean puestos de trabajo… ligados a la incertidumbre de perderlo. Así someten la productividad y crean esclavitud. También crean los créditos, que saben que los productores jamás podrán saldar, y tendrán que vivir… pagando por trabajar, haciendo así eterna su dependencia.

Otros crean miedo a través de las asociaciones religiosas: Iglesias. Y las creencias religiosas, que son de elección libre y derecho de todos, ellos las convierten en obligaciones y cargas. Compran conciencias, pensamientos y actitudes, a cambio de una parcela en el Cielo con vistas a Dios… y la promesa de una maravillosa vida eterna. Y si no siguen sus mandatos sagrados, les obsequian con  la amenaza de una parcela indefinida… en el Infierno. Y cuando, desde sus angelicales púlpitos, les han adoctrinado la vida, se despiden diciendo:  “Hermanos, que el miedo sea con vosotros”.

También están los Creadores “ Porque yo lo ordeno y quiero”. Siempre se acuestan con la Rabia y se levantan con la Ira, y solo atienden a sus vísceras. Dedican todo su tiempo a herir, maltratar, violar … y matar. Cuando el Miedo ( que son incapaces de gestionar) les acaricia el oído, surge la violencia, que siempre vierten en los demás: mujeres, niños, ancianos, y todos aquellos a los que consideran inofensivos, y no  pueden hacer frente a su cobarde tiranía y perversidad.

• Los Repartidores de Miedo: Son los que están en nómina de los Creadores. Hacen su reparto de miedo con absoluta impunidad legal y moral, a cambio obtienen riqueza y poder. Son venerados como defensores del Pueblo, pero lo que hacen es engañar, robar y manipular a los que depositan sus confiadas vidas en ellos. Son los gobernantes y políticos totalitarios… y los Mensajeros de Dios. Reparten las crisis financieras, las guerras… y la miseria moral e intelectual. Y rinden pleitesía a sus elásticas y reversibles conciencias de poliéster.

• Los Consumidores de Miedo: Son los que luchan cada día para que sus dosis de miedo no saturen sus venas… y poder seguir sobreviviendo. Entre ellos destacan con desaforado, en ocasiones voluntario y en otras involuntario, miedo:

Los “ Por si acaso”. Por si acaso… no voy. Por si acaso… no abro. Por si acaso… lo niego todo. Por si acaso… me callo. Tienen la genética del Hombre Lobo, pero… se lavan el pelo con un champú anticaída. Se hacen acompañar de un paraguas y un casco todas las horas de su vida. Se calzan botas de agua para salir a la calle… y jamás se meten en ningún charco, no se mojan ni se ensucian. No viven sin sus cadenas de protección… ni con ellas.

Los “Hijos Bastardos de Hipócrates”. Son los que se miran al espejo y siempre se ven en 3D: “ ¡Dios, Dios, Dios, qué mala cara tengo! ”. El miedo se acuesta a su lado, y en mitad de la noche, les despierta y les dice que ese bulto antes no estaba, que ese lunar tiene mal aspecto, que ese dolor de estómago es cosita… mala, que esos mareos y esa debilidad tienen diagnóstico raro. Cada noche mueren un poco, y cada día asisten a su ficticio sepelio.

Los “ Hijos de Narciso”. El único modo de vida placentera que conocen es sublimar, aumentar, y destacar la Belleza. En tan esforzado empeño, descuidan su formación moral e intelectual. Todos los problemas le vienen grandes a su baja autoestima, y huyen de la realidad escondiéndose en un universo de frivolidad y banalidad.

Los “ Desheredados de Cupido”. Son esos que ven, una  y otra vez, que su compañía les escupe en la cara, deja de leerles los ojos y mira para otro lado. Y los deja desamparados a la vista de su más temible enemiga… Soledad.

Los “ Escondidos de Armario”. Son los que amordazan su auténtica sexualidad y viven en una perpetua mentira y frustración, por su familia, por sus amigos, por “ el qué dirán”, por el rechazo social… y por su pusilanimidad.

Los “Escondidos de Alhacena”, que viven sus incapacidades intelectuales y económicas, disfrazándolas de doctorados y títulos nobiliarios, que nunca han tenido… ni tendrán. Y viven su indigencia moral, mofándose y criticando a los demás, para mitigar su inhabilidad.

Es difícil hacer frente al Miedo y pararlo. No se aprende a vivir con él… leyendo de forma compulsiva a Stephen King ni a Lovecraft. No se le puede sobornar ni asustar. Y sus fobias se mezclan con nuestro torrente sanguíneo… tan pronto las venas salen a  pasear por la Vida.

Hay muchos “ valientes y héroes” que dicen desconocer al Miedo, y  escupen en el alma, de los que admiten sufrirlo, frases muy riquiñas, muy aguerridas : “ Los cobardes mueren todos los días, los valientes solo una vez”. “ La tumba de los héroes es el Universo entero”… Pero esos valientes, esos héroes, cuando se sientan en los últimos pupitres de la clase, y el profesor Miedo pasa lista y pregunta: “¿ quién dijo Miedo?”, ellos… también levantan la mano. Porque el Miedo Supremo, el Dios Miedo, el que lo “ enmieda” todo, no es el miedo a morir, es el miedo a vivir… con miedo.

Copyright- María Purificación Nogueira Domínguez.