Algunos edificios gubernamentales, empresas, viviendas privadas, y otras edificaciones, disponen de una habitación secreta en la que refugiarse de un posible ataque externo… Es la habitación del pánico.
Necesitas una habitación del pánico… cuando veas a los niños salir del colegio con la piel marcada, de la mano del odio de los que son más blancos, más delgados, más machos, más religiosos, y tengan menos acento, los diferentes a ellos…Cuando veas en sus ojos la lluvia que les producen las guerras de sus progenitores, y el infierno de sus desestructuradas vidas familiares… Cuando seas conocedor del acoso sexual que sufren en la ingenuidad e indefensión de sus pequeños calendarios… Cuando veas a La Necesidad y a El Hambre zurcir sus calcetines y sus estómagos… Cuando se vayan a la cama solos, porque sus padres no están “disponibles”, y el único que encienda la luz para espantar a los monstruos de la oscuridad, el que les lea un cuento, y les arrope el alma… sea un teléfono móvil.
Necesitas una habitación del pánico… cuando una noche y otra escuches gritar a una mujer, y un día y otro la veas ataviada con sus inseparables gafas de sol, y la cara excesivamente maquillada de rouge creme. Hasta que un día cualquiera de frío invierno… no la vuelvas a ver, y sepas que su “maquillador habitual” le ha dado un último retoque, y le ha borrado la cara para siempre… bajo una lápida rosa… Cuando veas a un padre dar palmaditas en la espalda de su hijo adolescente, orgulloso de que su niño haya tenido su primer apareo sexual… y ya sea “ Un Hombre”. Y veas la ira y el desprecio en su cara, cuando descubra que su hija, casi mayor de edad, tiene en el cajón de “sus secretos” una caja de anticonceptivos, y la encierre en su “cuarto” hasta que cumpla con el tiempo previsto para… tener una pareja oficial y un anillo de compromiso. Y, hasta ese momento, si es necesario… ¡se le cose la vagina!
Necesitas una habitación del pánico… cuando veas a los ancianos que han corrido mucho, han hecho lo imposible, para llevar a sus hijos y nietos a sus metas, y cuando ya no pueden alcanzar más velocidad… son aparcados a la puerta de un desguace para la tercera edad.
Necesitas una habitación del pánico… cuando veas a los pájaros descender de los paisajes rurales, instalarse en las ciudades, y cruzar los pasos de peatones con las alas caídas y los picos muy abiertos… buscando aliento… Cuando veas a los peces con las escamas bronceadas, tomando el sol en las arenas de las playas… Cuando consumas un pescado y descubras que su vientre es de plástico… Cuando la carne y la fruta que compres en el supermercado lleve un sello de “ Denominación de origen Tóxico”… Cuando los pastelitos y chocolatinas que les den a los niños, cubran su sonrisa de aceites cancerígenos y obesógenos varios… Cuando se levante la veda para asesinar a mamíferos, aves, peces, y todo ser vivo que no hable un idioma de raza humana… competitiva y comercial.
Necesitas una habitación del pánico… cuando veas que se aplaude y envidia a un ladrón de guante burgués, corrupto, y delincuente habitual social, que viste un traje muy caro, tiene un deportivo aparcado en su glamourosa acera, y un Rolex de oro en la muñeca… porque es “ gente bien”. Y veas humillar y marginar a un hombre trabajador y honesto, que viste un chándal, tiene una hipoteca aparcada en su precariedad, está en el paro obrero y no lleva reloj… porque es “ gente fracasada”… Cuando veas maltratar a un indigente que duerme en el cajero de un Banco, y le llamen “asqueroso cheo de moscas”… Cuando veas a los obreros en la cola del Banco de Alimentos, porque el único Banco que le da crédito es el banco del parque.
Necesitas una habitación del pánico… cuando el fanatismo religioso, político, y social, anime a las masas a elegir un Dios, un gobernante, y un modelo a seguir, solo por la información con la que han rellenado los huecos vacíos de sus cerebros, y nunca por lo que han elegido y aprendido a través del conocimiento propio… Cuando veas que una persona está sufriendo una paliza suprema en la calle, y otras se acerquen con sus teléfonos móviles para hacerse una foto, y desaparezcan en las redes sociales sumando los “ me gusta”… sin prestarle ayuda… Cuando veas a la gente bostezar frente al televisor, ante la guerra, el hambre, la injusticia, la insolidaridad, el dolor… y cambien a un canal de frivolidades de famosos y famosillos, para seguir con gran interés el ir y venir de sus múltiples trapos sucios, fiestas y saraos… ¡No es cosa de emparanoiarse y deprimirse!
Necesitas una habitación del pánico… cuando veas al fascismo abarcar más y más espacio… y se te encoja el mapa, porque ya no quedan parcelas habitables… ni Tierra libre.
Y… el día o la noche que ya no sientas la necesidad de refugiarte en la habitación del pánico… será porque has empezado a ser un engranaje más de la máquina… de La Indiferencia. Y, entonces. el que produzca pánico… serás tú.
- Copyright- María Purificación Nogueira Domínguez.