¡¡¡SALIR DE ESTA!!!.-Jesús Penedo Pallas*

2008, 1973, (1939-1945), 1929, son fechas, periodos, que nos recuerdan las mas recientes crisis, ya fuesen económico-especulativas o bélicas, que conmocionaron el mundo, en los últimos cien años.

La actual crisis, que ya promete competir ventajosamente con cualquiera de las anteriores, muestra algunas singularidades que no deberíamos ignorar.

La primera, es que al margen de minorías siempre muy amplificadas y visibles, la inmensa mayoría de la ciudadanía, ha asumido de manera ejemplar un comportamiento responsable y solidario, imprescindible para controlar la pandemia.

La segunda, es que ante una crisis sanitaria emergente y de consecuencias desconocidas e imprevisibles, los gobiernos, con mayor o menor celeridad, toman medidas que en mayor o menor medida, priorizan la vida de las personas sobre la actividad económica.

La tercera, es que los efectos sobre la producción de bienes y servicios y con ello sobre las rentas de las personas, son de una enorme dimensión, desconocida todavía, por la imprevisibilidad de la evolución de la pandemia.

La cuarta, al menos en España, es el cortoplacismo de las estrategias políticas, que al menos una parte de las fuerzas políticas están aplicando, en manifiesta divergencia con el espíritu solidario de la ciudadanía.

La quinta y no menos importante, es la imperiosa necesidad de una respuesta transnacional europea, para contrarrestar los seguros y peligrosos efectos de la crisis, sobre las personas y sobre la economía.

La parte positiva, es que el comportamiento ejemplar,  ampliamente mayoritario de los ciudadanos, da un amplísimo margen para la esperanza.

Lo desasosegante, es la incapacidad o insensibilidad que al menos una  parte de las élites políticas, muestran para desde la natural discrepancia, mantener un mínimo de comunicación, de empatía y de positividad, que permita a los ciudadanos, albergar un rayo de esperanza, sobre la posibilidad de enfrentar la recuperación con un mínimo de acuerdo.

Y reitero acuerdo, porque de la una situación de extrema gravedad como la actual, con una segura recesión que podría alcanzar dos cifras, solo puede salirse con el concurso de todos los intereses en juego o de lo contrario, imperará la ley del mas fuerte y en consecuencia, la injusticia mas flagrante.

Al gobierno, le corresponde la iniciativa, la discreción, la generosidad y la paciencia precisas, en el cumplimiento de sus responsabilidades. Pero la oposición tiene la responsabilidad de conciliar la firmeza de sus posiciones, con la necesaria flexibilidad y el pragmatismo, que propicien soluciones de síntesis y se garantice el correcto funcionamiento de las instituciones políticas, económicas y sociales. Persistir en estrategias partidistas, electoralistas (sino personalistas) de corto alcance, es algo mas que irresponsable o tal vez suicida; tiene también un punto de cuasi-delincuencia.

Digo mas; difícilmente podremos exigir solidaridad-responsable al resto de Europa, si nos manifestamos incapaces de concertar entre nosotros las soluciones que por competencia nos corresponde acometer. De momento los comportamientos, no inducen a la ilusión.

Un aviso a navegantes: Las soluciones a base de programas máximos inflexibles, sabemos que conducen al desastre. Seamos sensatos, prudentes y pragmáticos o seremos unos perfectos ignorantes de la historia y por tanto unos auténticos inútiles.

Ninguna opción política, ni siquiera con mayoría absoluta, tendría la receta mágica para resolver lo que nos espera. Con mas razón hay incentivos para el encuentro y la búsqueda de puntos comunes, si la fragmentación nos hace interdependientes.

¿Saldremos de esta con éxito? A pesar de las dificultades, prefiero ser optimista y creer que la gravedad de la situación nos obligará a entregarnos a ello.

(*) Jesús Penedo Pallas, Ingeniero Técnico Industrial, Licenciado en derecho, Secretario del Patronato de la Fundación Adcor y jubilado de la Función pública.

Acerca de Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
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