“ En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color… del cristal con que se mira” (Ramón de Campoamor).
En aquel tiempo todo era divergente… inusitado. Las calles estaban adoquinadas con rostros de ocultas sonrisas y ojos descubiertos de aflicción, temor y fracaso. Las pisadas no conducían a ninguna parte. El presente era nunca… porque todo era igual que ayer. Y el futuro… el futuro…
En aquel aciago año 2020… una enorme Caja de Pandora había abierto la veda a toda clase de horrores, los esparcía por todo el orbe… y todo era posible, hasta lo más inverosímil.
Era posible… que un virus infectase la inmensidad del planeta y que los seres humanos, que habían logrado viajar a la Luna y alcanzar una tecnología más que aceptable, no fuesen capaces de detenerlo. Era posible… que la economía de los países del primer mundo se viese gravemente afectada y la del tercer mundo empeorase ( de haber cabido esa remota posibilidad). Era posible… que falleciesen miles y miles de personas y que millones enfermasen… por falta de medicación y la asistencia médica y hospitalaria adecuada. Y que La Medicina y sus profesionales tuviesen que encomendarse a los Santos Milagreiros para salvar vidas… poniendo las suyas propias en evidente peligro. Mientras tanto… los ricos y poderosos se hacían más acaudalados, adquirían más pujanza y abrillantaban su heráldica nobiliaria. Y, aun disponiendo de medios sobrados para acabar con la miseria económica y sanitaria, se escondían tras sus oropeles morales aumentando la insalubridad… ¿Una purga?… Todo era posible.
La economía era precaria, la medicina insuficiente, y los ciudadanos de todo el mundo se ablandaron, se enmiedaron, se bloquearon… y ese fue el caldo de cultivo, el mejor carro de combate, el caballo de Troya, que necesitaba el fascismo… y que le conduciría a la gloria, a la victoria que tanto anhelaba, y que, disfrazado de democracia, esperaba pacientemente desde hacía muchos… muchos años.
En diferentes países… donde la libertad y la igualdad mantenían a raya al fascismo, comenzaron a aparecer en la escena política dictadores de dimensiones faraónicas, cesarianas, feudalistas, nazistas, con un cruel y sucio guion de calumnias y desprestigios… cuya escena final era la eliminación de los valores democráticos. En su nuevo orden mundial estaban escritos, con letras de sangre, sus propósitos: avasallar a los obreros, someter a las mujeres, eliminar a etnias no arias, y a los políticos y gobernantes de talante libre y solidario… Y sus metas: instaurar la disciplina del “trabaja y obedece”, volver a dar su antiguo esplendor y protagonismo inquisitorial… a la religión con mayor tirada de la historia del alineamiento mental y, por ende, físico, y desplegar una enorme mordaza intelectual que convirtiese a todos los ciudadanos en analfabetos… esclavos.
El control total sobre el Pueblo… requería hacer “ todo lo necesario” para lograr “ la solución final”, que, antaño, su venerado maestro, Adolf Hitler, había aplicado en el Holocausto, y que dictadores de la talla de Franco, Mussolini, y muchos otros criminales que en el mundo han sido, habían utilizado para “ deshacerse” de los incómodos, subversivos, izquierdistas, ateos, homosexuales, extranjeros, y demás personas que no comulgasen con sus ideas. Su nuevo orden mundial era una sociedad de ricos muy ricos, nobles muy regios, machos muy machos, arios muy arios, iglesias y muchas cruces, patriotas muy patriotas, banderas muchas banderas… con dos tibias y una calavera, psicópatas muy psicópatas… uniformados, extremismo muy extremo. A la diestra de Dios… ellos. A la siniestra del infierno… el pueblo esclavo.
Aquellos dictadores… no tuvieron necesidad de mancharse las manos ni sacar a pasear sus ejércitos… para lograr el control. Sembraron el pánico hundiendo la economía, dejaron a la gente humilde sin atención sanitaria… y apretaron tanto el aliento democrático que lo dejaron sin resuello. Crearon tal grado de desasosiego entre los ciudadanos… que fueron ellos mismos los que se rebelaron contra los gobiernos libres… y le abrieron la puerta de sus derechos… al fascismo.¡Estultas criaturas!… Pensaron que aquellos aguerridos “bomberos” del fascismo les salvarían de las llamas de la miseria, la enfermedad y la muerte, ignorando que habían sido los que habían prendido el fuego, y ellos les proporcionaron el mechero mas incendiario, el más Neroniano: su sometimiento.
Todos los países del mundo… se sumieron en un profundo sueño de oscurantismo e involución. Cada vez que nacía un bebé, le colocaban una moneda en cada uno de sus ojos, para pagar al barquero… que lo conduciría al infierno. Aquella época fue denominada “ La Noche de la Gran Hoguera”… Y de sus cenizas surgió La Resistencia, formada por los gobernantes, políticos, y ciudadanos, que habían logrado escapar de la prisión y el exterminio… Comenzaron su lucha contra aquellos hijos de la noche, perdiendo muchas vidas, pero sin perder su afán por defender la libertad y los derechos humanos. Cada vez que uno caía… otro se levantaba. Eran fuertes en la batalla… pero débiles en medios humanos, pues muchos ciudadanos se “ dejaban comprar la boca” y la dignidad. Y se sometían, aun siendo conocedores de las injusticias y crímenes que se cometían contra sus congéneres. Su leitmotiv era: ¡ Calla, calla, sométete y sonríe!… Que en este mundo traidor el que calla vive mejor, es más rico y más noble. Que el que calla come y el que grita no engorda… ¡Calla, rico traidor!
Durante muchos muchos años… La Resistencia siguió luchando, apartando el hambre… y los cadáveres. La ignominia de los dictadores era una pesadilla. Y, aunque dijese Calderón: “ La vida es sueño, y los sueños… sueños son”, ellos eran perfectamente conscientes de que aquello era una tétrica realidad, y que el Pueblo despertando acabaría, aunque el Fascismo hiciese violenta oposición… y a ellos les costase la vida.
……..
-NIETA: Abuela, tu relato es sombrío, apocalíptico, irreal… imposible… ¡ Una consternación de ciencia ficción!
-ABUELA: Depende, hija.
-NIETA: Depende… ¿ de qué?
-ABUELA: Del color del cristal de ficción o de realidad … con que lo quieras mirar.
-NIETA: Abuela, olvidas la máxima de Sir Arthur Conan Doyle que, por boca de su querido Sherlock Holmes, dice: “Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe… ser la verdad”.
-ABUELA: Sí, hija, pero esa idea holmesiana no es aplicable cuando… todo es posible… todo está siendo posible.
María Purificación Nogueira Domínguez.