Y fue en aquel tiempo que se produjeron varios milagros… Cuando alguien quería decir sí… se veía obligado a decir no. El agua de la Libertad se tranformó en vino de Totalitarismo. Muchos panes blancos y tiernos se convirtieron en unos pocos panes duros. Y… muchos pequeños peces transmutaron en enormes pirañas asesinas. Era tiempo de milagros.o.s sucesos, absolutistas sucesos.

Jesús era hijo de una familia monoparental. No había conocido a su padre y su madre era portera de un edificio de Juzgados de… algún lugar. Hacía treinta y tres años que Jesús había nacido allí mismo, en aquel portal. Su adolescencia fue una época marcada, además de por los cambios físicos, por la lucha que emprendió para conseguir respuestas a preguntas hechas desde la ilegalidad. Preguntas anónimas que no podía firmar y respuestas concretas que nadie quería contestar. Entonces empezó a responder esas preguntas per se. Y comenzó una lucha para saber y que se supiese la realidad.
Jesús trabajaba muchas horas del alma, de muro a tapia, de pared oscura a pared velada, en un periódico que se hacía eco de la veracidad, maquillándola, disfrazándola, a la sombra de la realidad. Lavando y filtrando la injusticia que se vivía en un país totalitario, fascista… de cualquier tiempo y en cualquier lugar… Cansado de nadar en un océano de privaciones gráficas, de esconder la realidad física, económica y social, un día cualquiera dejó de nadar. Se aferró a su tabla de náufrago y se adentró en el mar de la subversividad. Abrazó a La Transparencia y besó los rojos labios de La Verdad.
Fue entonces que… Jesús se asoció a doce periodistas a los que instruyó y enseñó a protestar… a pedir justicia social. Y se hizo devoto de Santa Información Veraz. Oraba cada noche, en la clandestinidad de su capilla gráfica, un rosario de artículos, invitando a la gente a terminar con tan pútrida falsedad. Se cubriócon un manto de dadaísmo, y quiso cambiar el maldito y cobarde malestar político, económico, moral e intelectual… vital.
Su grito gráfico se convirtió en un cántico para aquellos que deseaban opinar, decidir su camino, acabar con lo injusto y con una realidad que negaba lo real. Se hacía peligroso su eco y su cantar… por eso le mandaron apresar. Le pusieron una espinosa corona de silencios. Le obligaron a cargar con la cruz de no poder gritar la verdad… Llevaron a Jesús al Monte Cruz, y, junto con otros dos presos intelectuales, le pusieron contra un muro de vergüenzas ajenas, le iban a “enseñar” a callar. Jesús colocó sus brazos en cruz para sentir el aire de la montaña, ser impulsado y poder volar… volar. Alzó los ojos a su Rojo Cielo y observó un éxodo de palomas blancas que, sin olivo en sus picos, se paraban en pleno vuelo y dejaban de aletear. Y… una lágrima se deslizó por su alma. Y… una descarga de metralla sobre su pecho se sintió sonar. Y… las palomas asustadas emprendieron el vuelo, sin dejar de llorar. Y… un mutismo roto, por el aleteo, taladró el silencio y rasgó el cielo. Y… se oyó un grito: “¡Libertad!”.
Al tercer día… salía a la calle un periódico que se llamaba “La Verdad”. Firmaba el artículo más subversivo un tal Jesús, hijo de familia monoparental, hijo de otra María, nacido en otro portal.
En cualquier lugar, en cualquier tiempo, se oirá un grito de fraternidad, de tolerancia, de justicia, de mejora social… se oirá. En otros tiempos y en otros lugares, se ajusticiaba a otros Jesús, hijos de la Vida, hermanos de la Carne, compañeros de la lucha por respirar palabras, respirar formas… respirar. Guerrilleros en la lucha de un ejército vital, Jesús el Periodista y muchos… muchos más. Amigos de palomas blancas con picos pintados de blanco universal.
¿Quién me presta una tijera para subir al Monte Cruz… y cortar la mordaza de la boca de Jesús?
María Purificación Nogueira Domínguez.