UNA HISTORIA PANDÉMICA. Antonio Campos Romay*

Durante décadas el viejo continente contempló plácidamente  su ombligo, sentado en posición de loto sobre sus laureles de democracia y humanismo. Recreándose en la obra de las grandes figuras políticas, que con sentido de estado sobre las ruinas de la II Guerra Mundial  construyeron un espacio de ciudadanía  con ansias de libertad y bienestar colectivos.

La globalización, expansión sin freno ni regulación de un capitalismo que insolente muestra su peor faz, es un tsunami que pone en jaque  cuestiones que afectan a los derechos humanos, el empleo, los derechos de los trabajadores, la preservación del medio ambiente,  el desarrollo armónico de los territorios y  la identidad y  cultura de los pueblos.   

Atravesando el océano, en el vientre de negros nubarrones, en unos días oscuros cuando ya empezaban a desdibujarse lo trazos de los Padres Fundadores de la Europa de los Ciudadanos  llegó la Gran Estafa. En la U.E. comenzaba a naufragar el optimismo que había nutrido décadas anteriores en una crisis moral, donde los mercaderes desplazan a los ciudadanos del Templo de la democracia y el humanismo. Tiempos donde los espíritus calvinistas esgrimiendo la fábula de “la cigarra y la hormiga” con el látigo del norte austero fustigaron severamente a los meridionales sonrientes, (de forma menos cordial, PIGS). 

Cuando con frase churchiliana, “con sangre, sudor y lágrimas” la cosa a duras penas se iba enderezando para los que siempre en su lomo sufren la mordida del látigo, (para los otros el viento siempre sopla a favor), apareció en el horizonte todavía poco despejado un virus que llegando con apariencia de cuatro toses intranscendentes, se puso el mundo por montera y jodió la vida provocando  la misma estupefacción que tiene Vargas Llosas en su “Conversación en la catedral” cuando se pregunta, “en qué momento se había jodido el Perú?”…

Algún día se hará la crónica de esta locura, y será un relato de dislates análogos en el Continente viejo…Improvisación, indecisiones, palos de ciego en terreno ignoto, angustia… En las Islas que no quieren ser continente, y en el Continente nuevo, los absurdos alcanzaron  dimensión tragicómica, de ignorancia integral e integrista. Protagonizados por menguados personajes… Boris Johnson, Trump, Bolsonaro, López Obrador…Pero eso, ya es otra historia…

En la España de nuestros pecados la anécdota de la realidad cotidiana se vio sorprendida por la categoría de algo mórbido, siniestro e intangible que se encarnizaba en los más viejos, vaciaba las calles y tumbaba los cierres de muchos negocios que quizás no vuelvan a abrir su reja…Como modernas rogativas, a las ocho de la tarde ciudadanas y ciudadanos enclaustrados se asomaban a las ventanas para aplaudir a los que con riesgo de su vida estaban en primera línea de fuego contra el enemigo invisible.

En la charla diaria se hizo imprescindible una nueva jerga, virus, gel hidroalcoholico, mascarillas, distancia social, burbuja familiar, respirador, PCR,  intubación, UVI, guantes,   asintomático, cuarentena, confinamiento… Un largo rosario desgranando tribulaciones.

Lo que en principio parecía una curiosidad al pie de un telediario terminó haciéndose Telediario y habitó entre nosotros. Con reincidencia y alevosía como las oscuras golondrinas, volvieron tras los aplanamientos de las puñeteras curvas, las olas víricas. Cual en mar resacoso siguen llevándose vidas, cada vez más jóvenes, y de paso, haciendas, derechos ciudadanos, esperanzas y sueños.

A cada nueva ola, mientras el ánimo se iba encogiendo en la ciudanía, la simpleza política se dilataba. La infamia de algunos ignoraba la angustia que sobrecogía el país convirtiéndolo en campo  de liza de una política de intereses espurios e indecentes. Desentendiéndose del bien común, la mayor aportación era la bronca y mostrar las nalgas a construir un futuro alentador.

Si Madrid tiene que sufrir una absurda individua destetada de los pechos de Esperanza Aguirre y acunada en todas la purulencias que fueron morada de tal dama, sin comerlo ni beberlo, España la padece soportando los efectos de su tenaz irresponsabilidad. Los “ecos de Colón” , del tres en uno, se volvieron tan virulentos como el virus…En el Este, entregados a su realidad paralela, aplican al “procés” más esfuerzo que al virus mientras con escasa sordina se sustituye, o se añade  al “España nos roba”,  el “España nos mata” como “ultima ratio regis”.

El denostado mando único fue sustituido por el mando colegiado…La cogobernanza mostró poco colegio y demasiadas fisuras… Enfrentados a asumir su papel territorial, baronesas y barones sintieron que el traje era muy holgado para sus capacidades. Su recurso, más que aplicarse en resolver, fue acusar de abandono al que les había devuelto las funciones que estatuariamente les eran propias, asumidas con carácter extraordinario, y que hasta ayer reclamaban sin desmayo… Como letra de una vieja canción, “Ni contigo ni sin ti/ Tienen mis males remedio/ Contigo porque, me matas/ Sin ti porque,  me muero”…

Algún día se escribirá la historia, cuando la monserga deje paso al silencio… Será muy similar a la de nuestros vecinos regionales…y para sorpresa de no pocos, y sin que muestren el menor  rubor los miserables que son clarines oficiales y oficiosos del ultra liberalismo  que “impasible el ademán” siguen  la senda de la difamación, no será de las peores historias…No será buena, porque este mísero zarpazo no deja nada bueno tras de sí…Pero de seguro no de las peores… Y con un esfuerzo solidario digno de respeto, que algún día se reconocerá…

Se reconocerá también que con otra combinación de gobierno, nacida de la Plaza de Colón, todo sería terriblemente más doloroso para los espinazos de los que sufren. “Los de siempre” si serian felices, sin la menor traba para seguir cebando su cuenta de resultados. Y también se pondrá en valor la resilencia de un Presidente que con mimbres complejas, y un insidioso cerco de asechanzas en casa propia y ajena,  teje un cesto con ánimo de que en el quepan todos.

Como en el soneto que pidió  Violante  a Lope de Vega, “van tres delante”, y tomando su verbo y aplicándolo al país, “que en mi vida me he visto en tanto aprieto”… Pero cabe decir tirando de optimismo, “Yo pensé que no hallara consonante, / y estoy a la mitad de otro cuarteto; /más si me veo en el primer terceto, /no hay cosa en los cuartetos que me espante”.

Y en estas andamos. Cabalgando en el hastió, entre el desánimo, la esperanza y las vacunas. Sabiendo que este país tiene la piel curtida por el drama. Sabe resistir y vencer. Y hacer suyas las emotivas palabras del Dr. Salvador Allende… “Superaremos este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sepan ustedes que más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”…

Antonio Campos Romay ha sido diputado en el Parlamento de Galicia.

Acerca de Contraposición

Un Foro de Estudios Políticos (FEP) que aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión. Desvinculado de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de Librepensamiento, solo fija como límite de expresión, el respeto a las personas y a la convivencia democrática. El FEP se siente vinculado a los valores republicanos, laicos y civilistas como base de una sociedad de librepensadores sólidamente enraizada en los principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
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