
El uso de números para identificar coches es tan habitual que a veces nos sorprenden los cambios en los modelos de eso que llamamos matrículas. Si entre 1900-1971 las matrículas eran dos letras (que identificaban la provincia) y seis dígitos, que en 1971-2000 se redujo a cuatro dígitos y dos letras, a partir del 2000 el modelo de matrícula europea son cuatro dígitos y tres letras. La asignación de las tres letras que compartirán 10.000 coches nos da una buena aproximación de la fecha de matriculación. Así las ternas que comienzan por K se inician en mayo/2017 y terminan a principios de septiembre/2019, donde comienza a aparecer la L como letra inicial a día de hoy. Cuando nos preguntamos si el mismo método se usa en el resto del mundo tenemos una amplia panoplia de soluciones. Pero lo que tal vez más nos sorprende es descubrir que los dígitos no tienen la misma forma en otros países. Aunque los que nosotros empleamos son variaciones de caracteres arábigos, que apenas reconocemos, también hay otros diferentes como los que usan en Bangladesh. En países asiáticos, de forma pragmática, utilizan los dígitos occidentales e incluso letras del alfabeto latino, aunque identifiquen las regiones con caracteres ideográficos de su idioma.

- El actual modelo de matrícula alcanza para identificar 80 millones de coches dado que se emplean veinte letras (ni las vocales, ni Ñ, ni Q se usan) y así las ternas distintas son 8.000, que se multiplican por los 10.000 números que se construyen con cuatro dígitos.
- El DLE, tras decir que dígito procede del latín digĭtus “dedo”, remite a número dígito y explica que es un «número que puede expresarse con un solo guarismo, y que en la numeración decimal es alguno de los comprendidos entre el cero y el nueve, ambos inclusive.» A su vez la segunda opción de guarismo dice «cada uno de los signos o cifras arábigas que expresan una cantidad», mientras cifra, que es la versión latina del término árabe ṣifr “vacío”, viene definida como «signo con que se representa un número dígito.»
- También el DLE, en el término alguarismo (desusado, pero cuya primera aparición en castellano se data en 1265) dice que procede «del árabe al-Jwārizmī, sobrenombre del célebre matemático del siglo IX Mohámed ben Musa», pero remiten a una confusa descripción de algoritmo. Si conocemos que uno de los libros de Al-Jwarismi fue traducido al latín como Algoritmi de numero Indorum, entendemos porque llevan su apellido los números de los indios y sus operaciones, que gracias a él fueron dados a conocer en el atrasado Occidente. Precisamente la introducción de los números arábigos, que vienen de la India, comporta la aparición del cero, la representación del vacío, el ṣifr, concepto que no admitía Aristóteles. Su papel básico en la escritura hindú-arábiga de los números termina por extender la denominación de cifras a todos los signos que representan a los dígitos.
- Precisamente, viendo imágenes de matrículas de algunos países arábigos, encontramos otras formas de representar los dígitos. Y cuando nos fijamos en las matrículas de Bangladesh tenemos la sorpresa de que, para los dígitos, usan otros símbolos [০ ১ ২ ৩ ৪ ৫ ৬ ৭ ৮ ৯]. En particular, nuestro dígito 4 tiene allí la forma ৪, procediendo ambos de la representación original india en la forma +
- Aún a día de hoy no se reconocen los avances históricos de la matemática china, muy por delante de la occidental. Desde el uso de fracciones decimales para los cálculos (1.500 años antes que en Occidente); una estimación del valor de π con 10 cifras decimales en el siglo III; el uso del cero, de números negativos (con adelanto de siglos a su consideración en la matemática occidental), el tratamiento algebraico de problemas geométricos (frente a los desarrollos geométricos egipcios y mesopotámicos) y métodos para extraer raíces cuadradas y cúbicas. Hay una gran cantidad de evidencias de que muchas técnicas algebraicas se desarrollaron en China, extendiéndose a la India, y de allí a los eruditos islámicos de los siglos VII y VIII. El resultado es que el álgebra clásica es efectivamente una colaboración de ideas y avances matemáticos chinos, hindúes e islámicos, compilados y convertidos en útiles por los eruditos islámicos.
- Por medio de sistemas de observación de los astros y la medición de sombras proyectadas, en el año 480 d.C. Ju Chongzchi calculó la duración del año en 365,2428 días, tan sólo 52 segundos más del valor moderno, 365,2422 días. El pragmatismo de los chinos, incorporando los avances occidentales del cálculo para mejorar los ajustes de su calendario astronómico, ha continuado hasta en la anécdota del uso de los dígitos que usamos en occidente en las matrículas de sus vehículos.
El 18/febrero es Día de la Independencia en la República de Gambia (del Reino Unido, en 1965).
*José María Barja Pérez exrector de la UDC