Tras la destrucción masiva de la verdad orquestada por el presidente Aznar y sus colaboradores a raíz del atentado yihadista de Atocha y el triunfo electoral del Sr. Rodríguez Zapatero, se ha fomentado desde la derecha más carpetovetónica y sus leales divisiones mediáticas un clima de deslegitimación de la izquierda en particular y en general  de las políticas sociales  encaminadas a la equidad social, que se extendió  a las instituciones y sus mecanismos democráticos.  Por vía de ejemplo el ejercicio de la moción de censura.

Este situación alcanzó niveles desproporcionados tras la moción de censura contra un presidente, el Sr. M punto Rajoy envuelto en un vendaval de corrupción que afectó a su formación política, el PP, convertido en arbusto podrido del que caían como en otoño, hojas con forma de sobres cual pertinaz llovizna empapando los bolsillos de muy notorios dirigentes. Una lista casi tan larga como la de amantes de la afamada Calderona de nuestro Siglo de Oro.

A partir del acuerdo alcanzado por el PSOE y Unidas Podemos el despropósito alcanzó rango de desquiciamiento absoluto. La derecha extrema y la extrema derecha sin solución de continuidad ideológica, coreadas por sus orfeones mediáticos empeñados al caso superando cualquier barrera, protagonizan los años más bochornosos y humillantes de la historia democrática. Con suicida irresponsabilidad descienden al abismo moral y político con una virulencia y pervertimiento de la verdad desconocida hasta el momento.    

Se siembra la normalización de una suerte de barbarie moral como método y de la carencia  de humanismo como práctica. Con calculado afán se acomete la tarea destructiva de acoso al gobierno disfrazada de oposición enérgica. Poco importa el drama que ello represente para  el interés común y la convivencia. Al amparo de una omnipresente maquinaria mediática se machaca a la población con mentiras escalofriantes, verdades a medias, olvidos y ocultaciones intencionadas. Se crea un estado de opinión adverso manipulando la angustia ciudadana para extender la obsesión patológica de la derecha radicalizada, haciendo aparecer como necesidad perentoria derribar al gobierno a la coalición progresista, al margen de la licitud de los medios.

Les resultan  ociosos los logros del gobierno en momentos tan convulsos… Que se perfile (aunque que quede camino por recorrer) la doma de la pandemia y que su gestión sea reconocida meritoriamente en foros de la mayor solvencia y ejemplar el proceso de vacunación. Que a fuerza de gestos y dialogo el conflicto catalán vaya entrando en el territorio de la política, perdiendo crispación y ganando en dialogo. Que la economía apunte hacia horizontes más templados y la eficaz gestión en la UE permita disponer de unos fondos económicos  pese al boicot de la derecha extrema y que esto permita atajar el deterioro económico al que se van arrojados millones de españolas y españoles.

De nada vale la solvencia del gobierno en la crisis afgana actuando con inteligencia y con peso específico en el escenario internacional.  Caminando en estrecha comunión con la UE y con Biden.  Da todo igual…porque para el trio de las Azores, el trio de Colón,  los uno y trino, tres personas distintas y un solo dios verdadero, el Sr. Aznar, (padrino en la sombra), lo que está en juego no son los intereses de España. Mucho menos los de la democracia. Lo que para ellos está en juego es el monopolio del poder para seguir favoreciendo sus intereses y rapiña, parasitando lo público, saqueándolo  sin el menor pudor ejerciendo su patriotismo de patria como finca privada, avidez y codicia.

El saqueo de las eléctricas no es una serpiente de verano. Es la serpiente que de forma  permanente atenaza el cuello ciudadano y de numerosas empresas. Que llena de indignación y alarma a la ciudadanía al  ver maniatado a un  gobierno con vitola de progresista, debatiendo enfoques distintos (seguramente validos ambos y sobre todo complementarios) pero en todo caso sin concretar medidas eficaces para paliar los monstruosos bocados a la economía privada y pública del país, mientras obtienen indecorosos y suculentos beneficios. “Empresas” que con impunidad absoluta se pasan por el arco del triunfo la presunción de competencia y libre mercado ejerciendo un feroz oligopolio.

La impotencia del gobierno en la materia es inquietante. Carcome su credibilidad  y recuerda y   la abrumadora huelga de camioneros financiada por la CIA y la oligarquía chilena a que fue sometido el gobierno de Unidad Popular del Dr. Allende  para desestabilizar y colapsar el país. Mientras depósitos y almacenes reventaban repletos de productos de primera necesidad, la población sufría necesidad y  hambruna, provocándose con ello que diera suelta a su rabia. 

Son actos encaminados a erosionar y derribar a toda costa el gobierno sin parar mientes en el daño a la ciudadanía, a la armonía social y a las instituciones. Sembrar desesperación, desconfianza y crispación… Bordeando o entrando de lleno en inconstitucionalidad.   Valga al caso la actitud ante la demanda de la renovación señalada por la Constitución del  poder judicial, y la posición de violación de la misma del líder de la oposición tras tres años de haber caducado su mandato, ratificándose en su obstrucción con patético remedo de Dante, “abandonen toda esperanza” en su esperpéntica comedia, todo menos divina.     

Nuestra historia recomienda no hacer oídos sordos a las tendencias inquietantes que están asomando en nuestra sociedad y nuestra democracia. No se puede rehuir la realidad  e ignorar los desmanes que tomando carta de naturaleza pueden conducirnos a una nueva noche de piedra. A un nuevo totalitarismo bajo caretas edulcoradas y dado  gritos obscenos a la libertad. Ejemplos “haberlos haylos”… La zafia desvergüenza de Ayuso o del liberticida alcalde Almeida, empeñado en honrar criminales golpistas en las calles, despojando para ello de sus rotulados a quien practicó el apostolado de la enseñanza, la pedagoga republicana Justa Freire.     

*Antonio Campos Romay ha sido diputado en el Parlamento de Galicia.