José María Barja Pérez
Las incidencias meteorológicas de los últimos días han producido la insospechada consecuencia de recordar algunos nombres con solera de corrientes de agua. Además del Rego dos Xudeos, que nos muestra que A Coruña acogió en su día una floreciente comunidad judía, las inundaciones en la costa malagueña volvieron a recordar, como en 1989, que el cauce que atraviesa Málaga corresponde al “río de la ciudad”, el Guadalmedina. Y es que olvidamos que el idioma está compuesto de términos de muy distinta procedencia cuyo “sentido verdadero” está dado por su ἐτυμολογία, etimología. Aunque muchos lingüistas desprecian el estudio de étimos (Quevedo descalificó a los descifradores de etimologías diciendo que “averiguan lo que inventan”) es un conocimiento transversal que ayuda a la formación. Cuando tantas referencias se están haciendo a que los algoritmos van a cambiar la economía, la definición de estos que el DRAE todavía mantiene, es totalmente incorrecta. Sólo cuando conocemos que procede del gentilicio Al-Jwarizmi, cruzado con el término logaritmo, podremos entender que se trata de “procedimientos correctos de computo.”
El “olvido” de la herencia cultural llega al extremo de dudar del origen de las cifras que empleamos; o peor aún, acuñar con el nombre de triángulo de Pascal, algo que aparece en manuscritos árabes de al menos cinco siglos antes (que a su vez procede de conocimientos indios mucho más anteriores).
Datos:
- Se llama Guadalmedina (del árabe وادي المدينة, wādi l-madina, río de la ciudad) al río que nace en el pico de la Cruz, en la Sierra de Camarolos, a una altura de 1.433 metros sobre el nivel del mar y, tras 47 km, desemboca en pleno centro de la ciudad de Málaga.
- Alberto Manguel escribiendo sobre la novela de la canadiense Susan Swan La mujer moderna más grande del mundo, reseña que «»Monstruo», etimológicamente, significa «aquello que señalamos con el dedo»». Lo cual es más instructivo que la académica definición: «Del latín tardío monstruum, y este del clásico monstrum («prodigio, maravilla»), del protoindoeuropeo monestro-, de men– («pensar»), la misma raíz de monere («avisar»)»
- Álgebra viene del árabe الجبر (al-jabr, «reunión», «restablecimiento de partes rotas»), usado en el título de la obra de Al-Jwarizmi علم الجبر والمقابلة (ilm al-jabr wa’l-muqābala, «la ciencia de la restauración e igualación»). El DRAE aún dice de algoritmo: «Quizá del latín tardío algobarismus, y este abreviado del árabe clásico ḥisābu lḡubār, cálculo mediante cifras arábigas». No existe en latín ningún «algobarismus» y además, por razones de diacronía, algo latino no puede venir del árabe clásico. La palabra procede del nombre del matemático Al-Jwarizmi, cuya transcripción directa proporciona otro término: guarismo. Un tratado suyo, escrito en el árabe del siglo IX, fue traducido al latín en el siglo XII con el título Algoritmi de numero Indorum (esto es, “el libro de Al-Jwarizmi sobre los números de los indios”). En latín medieval tardío, algorismus, corrupción de su nombre, significaba “el sistema de los diez números indios”, lo que en inglés moderno se dice the algorism.
- Como nombre de una rama de la matemática, álgebra se incorporó al italiano en 1202, al inglés en 1551 y al castellano en 1604. De hecho, Joan Corominas [Breve diccionario etimológico de la lengua castellana 3ª edición, 3ª reimp. (1983) Editorial Gredos pgs 40, 308] recoge su primera aparición en 1495, como arte de restituir a su lugar los huesos dislocados y en 1535 el término algebrista, como componedor de huesos. Dice que hasta 1604 no hacia referencia a una parte de las matemáticas, siendo de 1709 el término algébrico, de 1726 el de algebrista como estudioso de dicha ciencia y de 1772 el adjetivo algebraico. Pero en 1593, Diego de Guadix escribía sobre álgebra «También llaman en España y en Italia a ‘cierta regla o reglas de aritmética’. Es la misma algarabía y significa lo mesmo que acabo de dezir (combiene a saber) ‘hallar o restituir cierta qüenta con número perfecto y verdadero’» [Diccionario de Arabismos. Recopilación de algunos nombres arábigos, ed. Mª Agueda Moreno Moreno (2007) Universidad Jaén, p 69]. Está usando para algarabía la 3ª acepción del DRAE, etiquetada de poco usada, la lengua árabe (del árabe hispánico al‘arabíyya), que los sucesos históricos convirtieron en las acepciones coloquiales rotuladas 1ª «gritería confusa de varias personas que hablan a un tiempo» y 2ª «lengua atropellada o ininteligible.»
- El libro de Al-Jwarizmi, escrito entre 813 y 830, fue traducido en Segovia por el inglés Robert de Chester en el año 1145 y posteriormente en 1170 por el italiano Gerardo de Cremona en Toledo; ambos llaman al autor «Mahoma hijo de Moisés, al-Khwārizmī». Había nacido en Juarizm, hoy Jiva en Uzbekistán, viviendo hasta el año 850 en Bagdad.
- El término logaritmo es una voz creada en el siglo XVII por el matemático escocés J. Napier del griego lógos ‘razón’ y arithmós ‘número’. Según Enric Juliana, algoritmo es una «palabra de origen árabe que seguramente nos acompañará hasta la eternidad.»
- El denominado triángulo de Pascal recoge los coeficientes de las sucesivas potencias de un binomio, que son a su vez los llamados números combinatorios (el número de posibles selecciones de n elementos de entre un conjunto de m). Que Blaise Pascal en el siglo XVII lo popularizase, no obsta para que lo conociese Niccolo Fontana Tartaglia en el siglo XV, el chino Yang Hui en el XIII, los árabes en el XII (como se puede ver en la ilustración), los persas, Omar Kayyan en el XI y Al-Karaji en el X, y sobre todo los indios en el II a. C.
- La ilustración sale de una foto de portada del Notices of the American Mathematical Society (vol 60, nº 11, diciembre 2013, pg 1498 Binomial coefficients in Al-Bāhir fī Al-jabr), girada para poder constatar el origen de los guarismos 1, 2, 3 y 4. Los números arábigos actuales [۰ ۱ ۲ ۳ ۴ ۵ ۶ ۷ ۸ ۹ ] son un poco diferentes de los que ahí aparecen; tanto el 5 como el 6 cambiaron mucho y el 0 se transformó en un punto, para no confundirse con la nueva forma del cinco, una gota o corazón invertido.
Estos pasados días 11-13/diciembre han estado cerradas las bolsas de muchos países musulmanes por Mawlid-al-Nabi, Celebración del Nacimiento del Profeta. El 16 celebran en Bahréin su fiesta nacional (el fin del protectorado británico, en 1971), en Bangladesh su Día de la Victoria (sobre Pakistan, en 1971) y, en Namibia y Sudáfrica, el Día de la Reconciliación.
El “olvido” de la herencia cultural llega al extremo de dudar del origen de las cifras que empleamos; o peor aún, acuñar con el nombre de triángulo de Pascal, algo que aparece en manuscritos árabes de al menos cinco siglos antes (que a su vez procede de conocimientos indios mucho más anteriores).